“Se trata de una réplica del barco de Dios. Sólo tiene sentido si lo llevamos a la Tierra Prometida”, comentó el constructor Johan Huibers, un devoto cristiano los Países Bajos. Y añadió: “Me gusta esa tierra, me gusta el país, amo a su gente. Ellos no obedecen a nadie, hacen lo que quieren, conducen como locos, empujan mientras esperan en fila y no escuchan a nadie. Justo como yo".
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