Yom HaShoah: Aprendiendo de la resistencia judía
Generalmente asociamos la resistencia a la lucha armada a la resistencia física. Yom HaShoah nos permite no solo pensar en la historia del pueblo judío, sino de sus héroes. Algunos anónimos, otros más reconocidos, pero todos tienen una condición general: su fuerza y resistencia.
Esa resistencia armada que tantas veces fue cuestionada durante el Holocausto, creando juicios morales que hicieron que los sobrevivientes tuvieran miedo y hasta vergüenza de contar lo sucedido durante la Segunda Guerra Mundial. Hoy debemos entender -y pensarlo- desde un punto de vista diferente.
Podemos resistir de varias formas: desde el mundo político, la educación o el camino espiritual. La resistencia, en verdad, se trata de mantenerse firme en relación con las propias creencias en un mundo que se vuelve escurridizo, hostil o difícil. La resistencia es la esencia de las minorías. En un mundo de mayorías que intentan imponer sus formas de pensar en detrimento de las ideas, las formas de expresarse o de vivir, las minorías tienen que hacer oír su voz.
En este nuevo aniversario del Levantamiento del Gueto de Varsovia, creo que es importante rescatar el lugar de tres mujeres -pertenecientes a una doble minoría, no solo por ser mujeres, sino también por ser judías durante la Segunda Guerra Mundial- para conmemorar un día tan importante y resaltar las diversas formas en que podemos -y debemos- resistir la imposición de las ideas mayoritarias o que vulneran los derechos humanos de las minorías.
El primer caso es Haika Grosman. Nació en Bialystok -Polonia- en 1919. Era la tercera hija de una familia acomodada en una ciudad de habla yiddish. Se unió a HaShomer HaZair cuando tenía 11 años y fue educada en el sionismo socialista. Más tarde, fue admitida en la Universidad Hebrea de Jerusalén, pero el movimiento la necesitaba y pospuso sus planes de emigrar a Israel. Después del estallido de la guerra, se le notificó en Varsovia que había sido elegida miembro de la dirección del movimiento. Viajó a diferentes lugares subterráneos como Vilna y Kovno. Adoptó una identidad falsa -evitó su deportación a Ponary- y se mudó fuera del gueto trabajando con Abba Kovner en la resistencia armada sirviendo como persona de contacto entre Bialystok y Vilna. Después de la Guerra -en 1948- finalmente llegó a Israel para la Guerra de la Independencia.
Otro ejemplo importante fue el de Maria Falkowska -de soltera Miriam Fajngold-. Nació en 1906 y fue una destacada educadora judía, alumna del gran Janusz Korczak. Trabajaron juntos hasta que el Dr. Korczak fue deportado, pero después de la guerra, María dirigió orfanatos judíos en Polonia y se especializó en historia de la educación. Finalmente, murió en Varsovia, la misma ciudad donde ocurrió el levantamiento del gueto muchos años antes. Su ejemplo, como mujer y educadora, nos permite pensar en la importancia del compromiso con los principios judíos aún en los peores momentos, resistiendo las peores condiciones.
Por último, quiero hablar de la gran Regina Jonas. Nacida en Berlín en 1902 en el seno de una familia religiosa, intentó ser maestra. Se graduó en la Schule local y se matriculó en el Instituto Superior de Estudios Judíos después de sentirse decepcionada con su carrera como educadora. Estudió más de 5 años siendo la primera mujer que asiste a la institución con un objetivo principal: convertirse en rabino. Su tesis fue “¿Puede una mujer ser rabina según las fuentes halájicas?” relacionada con su propia condición, resistiendo las ideas de su tiempo. Se graduó en 1930 y solicitó estudiar con Leo Baeck, uno de los principales líderes espirituales de Alemania, quien se negó a convertir su título en una ordenación oficial como rabino. Aun así, enseñó estudios religiosos y realizó sermones no oficiales. Finalmente, y gracias a su compromiso y resistencia, fue ordenado rabino.
Estas tres mujeres son el ejemplo perfecto de resistencia: incluso en los peores momentos, como ocurrió durante el levantamiento del gueto de Varsovia, nuestro compromiso con la vida, el judaísmo y nuestro pueblo son los objetivos que nos pueden dar las herramientas para sobrevivir. Que estas vidas -y ejemplos- muestren el camino de resistencia cultural, educativa y espiritual que llevó el pueblo judío durante siglos. Hoy y siempre.
SOBRE EL AUTOR
Tomás Mojo es abogado especialista en derecho constitucional y profesor especializado en derechos humanos y estudios del Holocausto. Es miembro del Cuerpo Diplomático Judío (Congreso Judío Mundial) y Nuevas Generaciones (Congreso Judío Latinoamericano) y cofundador de Proyecto Voces
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