La nube, el big data y también la inteligencia artificial son posibles gracias a John von Neumann, el judío húngaro a quien muchos comparan en inteligencia con Einstein.
János L. Neumann, nacido en Budapest, Hungría, en el seno de una familia judía, el 28 de diciembre de 1903, y quien posteriormente adoptaría el nombre anglosajón de John von Neumann, ha sido calificado en múltiples foros como una de las personas más inteligentes del mundo del siglo XX.
Sus parámetros personales hay que analizarlos desde sus orígenes: un judío en plena extensión del nazismo, y a la vez un húngaro que ve como su país es ocupado por la Unión Soviética.
Von Neumann tocó casi todos los campos de la ciencia, desde la biología a la física, las matemáticas, la economía o la computación.
Y en todos ellos realizó contribuciones esenciales.
Basándose en los desarrollos de Turing, hizo posible el primer ordenador tal y como hoy lo utilizamos.
Diseñó la computadora que sirve como herramienta científica, con gran capacidad de memoria, y que actúa en función de las instrucciones que se le faciliten.
La nube, el big data y también la inteligencia artificial son posibles gracias a von Neumann.
La máquina que desarrolló, MANIAC (acrónimo de su nombre en inglés Mathematical Analyzer, Numerical Integrator and Computer), nació en el Laboratorio Nacional de Los Álamos para realizar simulaciones en el proyecto de la detonación de la bomba H.
Y MANIAC supuso un hito en la historia de la informática.
La arquitectura Von Neumann es la que se emplea hoy en cada PC doméstica, y en las titánicas supercomputadoras del mundo.
La máquina de von Neumann añadió una dimensión adicional a la computación: su memoria operaba de una forma bidimensional en lugar de la clásica estructura lineal ideada por Alan Turing.
Esta computadora fue, entre otras muchas cosas, la que inició los pronósticos meteorológicos fiables, que en aquel tiempo requerían de cálculos costosísimos.
Es también la base del sistema actual de estudio del clima.
Neumann fue uno de los desarrolladores de la teoría matemática de juegos, que pudo extender y aplicar gracias al desarrollo de la computación.
En su mente, el desarrollo de la teoría de juegos permitiría conocer al ser humano, discernir matemáticamente que elegimos y por que lo hacemos.
Esta disciplina establece modelos matemáticos para entender sistemas cuyos individuos toman decisiones que se influyen mutuamente.
La economía, los mercados, la oferta y la demanda son parte de sus aplicaciones.
(Te suena a algoritmos?).
De ese modo, Neumann contribuyó a crear el gran paradigma de la matemática aplicada del siglo XX: el estudio y control de los fenómenos complejos.
Von Neumann con su máquina, y la teoría de juegos, nos plantean dilemas morales de difícil solución.
También nos cuestionan sobre el peso que la ética debe tener en el desarrollo de la ciencia.
Durante la Segunda Guerra Mundial, trabajó en el Proyecto Manhattan, el proyecto liderado por los Estados Unidos, con Oppenheimer como responsable científico, para desarrollar la bomba atómica.
Considerado como el científico con mayor poder político de su época, militarista, anticomunista y con empatía nula, fue el máximo responsable de la estrategia de disuasión nuclear estadounidense, que cambió el panorama geopolítico del mundo para siempre.
Un nacionalismo exacerbado (tanto local como global), junto con una falta de escrúpulos en la consecución de intereses de tipo económico y estratégico, se asemeja mucho a lo que estamos viviendo actualmente.
La máquina de von Neumann es también el germen de la IA, que probablemente llevará al establecimiento de algo similar a una autoconciencia, de la que algunos expertos nos están previniendo en los últimos meses.
Si a ello le añadimos un soporte físico que todavía no imaginamos, y unas capacidades de cálculo, relación y procesado de la información infinitamente superiores a las nuestras, nos encontramos con una variedad de potenciales seres “digitales” cuya evolución es difícil de predecir.
La computadora y el cerebro
Von Neumann se dio cuenta de que la biología ofrecía el sistema de procesamiento de información más poderoso disponible y se preguntaba si era posible construir una máquina que produjese máquinas más complejas que ellas mismas.
Máquinas que crearan otras máquinas, que a su vez se reproducirían en un bucle infinito.
Máquinas autoreplicables, algo que él llamó Kinematon. Inteligencias artificiales capaces de aprender por sí mismas, evolucionar, como ya de hecho lo están haciendo.
Eugene Wigner, amigo y matemático húngaro, le describió así: “En este mundo solo hay dos tipos de personas: John von Neumann y el resto de nosotros”.
Por María Antonia Navascués Sanagustín, Investigadora en Matemática Aplicada, Universidad de Zaragoza /
Publicado originalmente en The Conversation.
Israel Económico.
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