miércoles, 2 de octubre de 2024

 Nuestro Año Nuevo y sus Dias Intensos.

Y ahora es el turno de los “Yamim HaNoraim”, los diez Intensos Dias a partir de Rosh Hashaná y hasta Yom Kipur (El Dia del Perdón”), en los que buscamos enmendar los errores cometidos.
En este mundo que parece enfermo de hambre, guerras, desigualdad, antisionismo y el retorno violento del antisemitismo, podemos pedir y anhelar un mundo mejor.
Los dos días de Rosh Hashaná son días de alegría y reconciliación.
Enviamos regalos a nuestra familia y amigos con miel y vino, para brindar juntos por nuestro año nuevo y tener un año dulce.
Las sinagogas están llenas de gente y tenemos la oportunidad de conocer a cientos de amigos que estarán rezando con nosotros por un año mejor.
Incluso los judíos más seculares abren sus corazones en estas fechas y asisten a nuestros templos en todo el mundo para cumplir con este ritual de esperanza.
Nuestro respeto por esta fecha ignora las fronteras, los conflictos y nuestra alegría comunitaria enciende el corazón de nuestra comunidad global.
En esta fecha, les deseamos a todos un buen año, y también oramos para ser inscritos por HaShem en el Libro de la Vida.
En el judaísmo, este tiempo de Rosh Hashaná, conlleva el mensaje de esperanza y vida.
La fe de los hebreos siempre nos ha animado a elegir la vida.
Es esta elección por la vida la que nos permite ver un horizonte más suave.
A partir de una observación honesta de los errores del pasado, buscamos un futuro mejor, el futuro de los que creemos en el acto de vivir y buscamos difundir la justicia.
Esta renovación espiritual, con su demanda anual de contabilidad del alma, acceder a nuestra conciencia, nuestra responsabilidad y nuestro arrepentimiento, nos lleva a un realineamiento para que actuemos mejor en el mundo.
Hay valores básicos que debemos recordar como brújula moral en este Año Nuevo para que busquemos de manera proactiva crear un mundo mejor para todos.
Al escuchar el shofar en esta fecha tan primordial, estamos realizando esta mitzvá, este precepto, a traves de un medio simple y único de aliento de vida, sin siquiera la necesidad de palabras.
Es en Rosh Hashaná que D/s abre el Libro de la Vida e inscribe nuestro destino, y en Yom Kipur lo sella.
Cuando rezamos Untaneh Tokef, aunque imaginemos un destino ya sellado, aprendemos que eligiendo la vida, con una vida dedicada a las acciones de justicia social, podemos revertir un destino negativo.
En Rosh Hashaná, nos damos cuenta de la nueva oportunidad de escribir nuestro guión personal de una manera que nos permita modificar tales condiciones adversas.
Según la tradición, incluso con la sentencia divina habiendo sido declarada en Rosh Hashaná, existe la posibilidad de arrepentimiento hasta Yom Kipur, cuando se establece la sentencia.
Ese día dejamos a un lado toda vanidad para presentarnos humildes ante Dios.
Le pedimos perdón y que sea misericordioso con nosotros y anule nuestras imperfecciones.
Sin embargo, lo único que se puede anular o detener es el castigo, pero no el acto cometido, y la única manera de superarlo es a través de una modificación trascendental de la conducta personal posterior.
El ayuno, que acompaña todo el Día del perdón, no hace milagros.
Lo que hace es reconcentrar al hombre en su espíritu, alejarlo por unas horas de la servidumbre del hombre al cuerpo y a sus necesidades.
Esta es la fecha más importante de nuestro calendario y debemos respetarla como el más sagrado de los días.
Al final, con el toque del shofar, podemos sentirnos renovados, a punto de vivir el año con la intención de alimentar nuestra alma para que podamos ser mejores seres humanos.
Shanah Tova
Mendy Tal
Politólogo y activista comunitario.
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