Nuestras lágrimas tienen fuerza.
Cuando escuchamos noticias tristes sobre los muchos que han caído en batalla, es bueno que prestemos atención a una poderosa frase que aparece en el Talmud:
“Cualquiera que derrame una lágrima por una persona buena que falleció, el Santo, Bendito sea, cuenta las lágrimas y las guarda como un tesoro.”
Los que lloran cuando se enteran de cuantos han caído, deben saber que cada lágrima que han derramado es contada y guardada en el mundo superior.
El rabino Kook explica esta frase de la siguiente manera: Hay valor en nuestra tristeza y nuestro dolor.
“Las lágrimas que derramamos ahora actúan en lo alto.
No se trata de una tristeza injustificada, por algo pequeño y que nos molesta. Mas bien es un dolor sagrado.
Es un dolor que está ligado a la eternidad, a cosas muy profundas de nuestra alma y de nuestro pueblo”.
Cuando nos lamentamos por las cosas correctas, el Santo, Bendito sea, cuenta todas y cada una de las lágrimas. Estas lágrimas no son una señal de debilidad.
Al contrario, son evidencia de la fuerza de nuestra conexión con lo bueno, con lo sagrado.
Cada una de estas lágrimas es un compromiso de seguir iluminando al mundo. Por eso estas lágrimas no se derraman hacia abajo, sino que suben.
Que escuchemos buenas noticias.
Una frase, de uno de los eventos en memoria de los caídos en este día lleno de desafíos, esta noche en Har Hertzl.
“Hoy se cumple un año de la muerte de Ori. Nuestro bebé, Roí, precisamente ahora empieza a caminar.
Lo observo tratando de caminar, se cae y se levanta, y sigue caminando algunos pasos y vuelve a caerse y se levanta.
Lo miro a él – y pienso en mí. Este es un mensaje para mí. Es un mensaje para todos nosotros: debemos esforzarnos en seguir caminando y creciendo.
(Miriam, viuda de Ori Shani Z”L, quien heroicamente luchó en Kisufim en Simjat Torá.
En la foto: Miriam y Roí, y Ori Z”L).
Sivan Rahav Meir
La Pagina Judia.
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