¿Dónde estaba Dios? En las palabras: “No matarás.” En el mandato: “No oprimas al extranjero.” En el clamor: “La sangre de tu hermano clama a mí desde la tierra.” Dios nunca prometió salvarnos de nosotros mismos; en su lugar, nos enseñó cómo salvarnos a nosotros mismos. Habló de la santidad de la vida, del camino del amor, de las sendas de la paz. Pero cuando Dios habla y no escuchamos, no hay ninguna garantía contra la catástrofe. Porque, aunque Él existe en todas partes fuera de nosotros, solo habita en el espacio que le hacemos dentro de nosotros.
El Día de Conmemoración en Memoria de las Víctimas del Holocausto es un llamado de los muertos a los vivos: no nos olviden, ni olviden nuestro destino. Recuerden, mientras aún haya tiempo.
Mientras el terror continúa acechando al mundo y el Ángel de la Muerte sigue hechizado las mentes y las conciencias de quienes, de otro modo, serían racionales, a veces me parece que no hemos aprendido nada. Por eso, estos memoriales siguen siendo necesarios.
Que las lágrimas que derramamos por el pasado nos impulsen a luchar por la imagen de Dios en la humanidad. De lo contrario, se derramarán aún más lágrimas en el futuro.”
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