domingo, 3 de junio de 2012

Elecciones en Egipto

Nuestros vecinos del sur-oeste han tenido elecciones. En cualquier lugar del mundo esa noticia, si bien importante, hubiese sido una noticia más. Pero Egipto es la excepción. Han tenido la primera elección, más o menos democrática de toda su historia moderna. Desde la caída del régimen de Rey Faruk, en 1965, depuesto por una revolución militar encabezada por GamalAbdelNasser hasta la fecha, todas las elecciones han sido una parodia, un teatro o una caricatura de estas. Los candidatos oficialistas ganaban con un 95 % de los votos y no había oposición posible. El mismo Mubarak, triunfaba en las elecciones realizadas un año antes de su renuncia obligada por ese porcentaje. Egipto es el principal país árabe de Medio Oriente. Tiene una población que se estima supera los 80.000.000 de habitantes. Para votar estaban habilitados más de 50 millones de electores. Luego de la revuelta popular ya se habían elegido los componentes del poder legislativo y la abrumadora mayoría de los votos habían sido obtenidos por las listas musulmanas o salafistas. Ambas juntas tienen amplia mayoría en las cámaras elegidas. Una docena de candidatos se presentaban al cargo de presidente y, como era fácil suponer, ninguno lograría el 50 % de los votos lo que obligaría a llamar a una segunda vuelta a mediados de junio. La democracia es un derecho que no puede imponerse por decreto. Hace falta una cultura para ello. Una escuela, una tradición. El hecho en sí es que sólo han votado menos del cincuenta por ciento de las personas habilitadas ,indica lo cierto de lo expresado. Debido a que casi el 40 % del padrón son analfabetos, las boletas estaban con la foto de los candidatos y un símbolo (un animal, una fruta, etc.) que figuraba en su publicidad para saber a quien votaban. La elección se realizó en dos días y en ambos se debió prolongar el cierre de los comicios por la gran concurrencia. Afortunadamente votó solo la mitad de los empadronados, pues si la afluencia hubiese sido mayor, todas las medidas hubiesen sido desbordadas. Computados el 95 % de los votos dan como ganador al candidato de Los Hermanos Musulmanes con un 25 % de los votos, seguido muy de cerca (24 %) por el candidato cuasi-oficial del ejército Dr. Ahmed Shafik. Estos candidatos pasan a la segunda vuelta, pero nada está decidido. Entre ambos apenas llegan al 50 por ciento del 50 porciento de los votos posibles. El triunfo de Los Hermanos Musulmanes no llama la atención. Era una de las variantes con más posibilidades. Su candidato, Dr. Mohamed Mursi es un político clásico sin mucho carisma y no muy querido por el entorno musulmán. En un principio Los Hermanos habían informado que no presentarían candidato para el cargo de Presidente, pero luego ya casi sobre el final de la campaña decidieron imponer a Mursi ya que su candidato preferido el magnate Jairat el Shater fue impugnado por la Comisión Electoral. Mohamed Mursi, nació en agosto de 1951 en una provincia del Delta del Nilo. A finales de los 60 se trasladó a El Cairo, en cuya universidad pública concluyó en 1972 sus estudios de Ingeniería. Tras cumplir el servicio militar obligatorio, fue becado por la Universidad del Sur de California (EEUU), donde logró un doctorado en ciencia espacial. Regresó a la tierra de los faraones en 1985 con las credenciales de haber trabajado durante tres años como profesor en Norteamérica. Desde entonces y hasta 2010 dirigió el departamento de Ingeniería en la Universidad de Zagazig, al norte de la capital egipcia, mientras hacia carrera en el seno de la Hermandad, un grupo proscrito desde 1954. En las elecciones legislativas de 2005 la Hermandad cosechó una histórica victoria al hacerse con un tercio de los escaños en lo que se consideró un tímido aperturismo de la dictadura. Sin embargo, Mursi perdió su asiento y un año más tarde sería encarcelado por su participación en una manifestación de apoyo a varios jueces de la oposición. Por encima de cualquier otra etiqueta, Mursi es un peón del principal actor político egipcio. En abril de 2011 se desligó de la Hermandad para presidir su recién constituido brazo político La Libertad y la Justicia, que en los comicios legislativos de noviembre obtuvo la mayoría simple en un Parlamento donde las fuerzas islamistas se hicieron con más del 70% de los escaños El otro aspirante Ahmed Shafiq, nacido en 1941, se ha presentado como el candidato que restablecerá el orden en Egipto tras el caos de la revolución. Shafiq, de 71 años, ha hecho toda su carrera en el Ejército del Aire y fue ministro de las Fuerzas Aéreas Egipcias entre 1996 y 2002. Mubarak lo nombró primer ministro cuatro días después del inicio de la revolución y ahora concentra el voto de los partidarios del depuesto dictador y de los descontentos con el levantamiento popular. Varios casos de corrupción han salpicado su candidatura y los revolucionarios temen una vuelta a la dictadura derrotada en Tahrir. Sus detractores, muchos de ellos jóvenes revolucionarios, piensan que Shafiqcuenta con el apoyo de miembros del disuelto Partido Nacional Democrático de Mubarak para la financiación de su campaña. Ha tenido que navegar contra viento y marea para seguir en la carrera electoral, ante los repetidos intentos de descartar a los "fulul", como la enmienda legislativa que impedía a los antiguos altos cargos de la era de Mubarak concurrir a los comicios. Además de los nostálgicos de Mubarak, Shafiq despierta simpatías entre la minoría cristiana, que supone un 10 % de los 85 millones de egipcios, por su discurso moderado en el que defiende los derechos de todos los ciudadanos y el miedo al avance de los islamistas Se especula que Shafiqintentarán atraer a su lado al candidato socialista HamdinSabbahi, prometiéndole la vicepresidencia. Este logró el tercer puesto en la contienda del pasado fin de semana. El electorado de Sabbahi, cuya candidatura obtuvo en la primera ronda un 20% de los votos válidos, a pesar de no estar avalada por partidos o empresas influyentes, "podría decidir mucho" en la segunda vuelta que se va a desarrollar el 16 y el 17 de junio. El gran derrotado de esta primera vuelta ha sido el veterano político,el ex secretario general de la Liga Árabe AmroMussa, además ex canciller de Mubarak y ferviente enemigo de Israel. A esta altura de los acontecimientos queda la gran pregunta pendiente. ¿Qué le conviene a Israel en estas circunstancias? De las duplas posibles, esta es una de la más aceptable. Ninguno de los candidatos ha manifestado muy fervientemente su interés de anular los acuerdos de Camp David. Mohamed Mursi, si bien pertenece y esta respaldado por la Hermandad, no tiene una posición belicista respecto a Israel. Los Hermanos Musulmanes actúan fundamentalmente entre las clases menos pudientes. Ayudan a carenciados, a mujeres viudas, enfermos etc. Realmente realizan una autentica labor social y así consiguen el apoyo de tales masas. Su labor social es muy importante y de esta forma captan adherentes para sus principios religiosos. Tienen muy claro que es necesario dinero. El dinero se consigue con paz. Con paz se consigue turismo. Con turismo, trabajo para el pueblo. Con una situación de Guerra, todo eso se tira por la borda. La Hermandad Musulmana tiene en claro que necesita la ayuda de U.S.A. Este país garantiza el cumplimiento del tratado de Paz con Israel. A cambio de eso Egipto recibe 1.800.000.000 de dls. (Mil ochocientos millones de dólares) por año. Desde de su firma han transcurrido 34 años, por ende la cuenta es fácil. Las arcas vacías de nuestro vecino han percibido en este tiempo más de 61.000.000.000.- de dls. ( sesenta y un mil millones de dólares), y si bien el dólar se ha debilitado, no es una cifra despreciable. Y todos sabemos que los árabes son buenos comerciantes. Ahmed Shafik es un poco más de lo mismo, pero con un tinte democrático. Es de esperar que el Ejército Egipcio, verdadero centro del poder en el país, ayude a su elección y con ese motivo seguir manteniendo parte de su influencia incluyendo gran parte de los requerimientos sociales en sus nuevos planes. Shafik se ha mostrado a favor de mantener una buena situación con Israel, incluso manifestó que viajaría a nuestro país, actitud que no tomó nunca Mubarak, para tratar problemas comunes y encauzar el tema palestino. Egipto no desea perder su supremacía en el mundo árabe en manos de los turcos y tratará de retomar su protagonismo. Sin pecar de ser muy optimista, podemos estimar que esta ha sido el mejor de todos los males. Cont. Víctor Vaisman Editor Responsable