Abraham Burstein: 88 años. Nacido en Lodsz (Polonia). Sastre. Aprende el oficio de su padre. Era un niño feliz y no lo sabía, pero llegan ellos. Sobrevive al ghetto y escapa a "la solución final" del campo de exterminio en el que pierde a toda su familia. Regresa, con 16 años y las últimas fuerzas que le quedan, a su hogar, usurpado por una familia de polacos católicos -de ésos por cuya conducta, el Papa pidió disculpas-, hogar al que se le niega el acceso. Pero, un amigo -su amigo, también católico, nacido el mismo invierno que él-, le cuida, protege y alimenta hasta que Abraham recupera su salud. También le proporciona el dinero suficiente para que pueda emprender su viaje a la vida después de la muerte. Y llega a Argentina. Y...
Este no es un cuento de buenos y malos, aunque los haya. Ni de víctimas y verdugos, aunque los haya. Ni de "los judíos y los otros", aunque los haya. Es el cuento que nos cuentan esas puertas que, arbitrariamente, se cierran y se abren, haciéndonos juguetes del destino. Y es la historia de un hombre que quiere vivir hasta el último suspiro como un hombre. Recomiendo a todos los judíos que habitan nuestra tierra, que la difundan, recomienden y vean (o en el orden que quieran). También a quiénes no lo son.
El último viaje. El último amigo. Mi último personaje. EL ÚLTIMO TRAJE.
Guión y dirección: Pablo Solarz.
Producción: Tornasol-Patagonik-Haddock. Yo soy Burstein en la peli. Me enorgullece haber sido un gran actor para un gran personaje. Es la primera vez en cuarenta y siete años de vocación que me atrevo a expresar en voz alta lo mismo que han dicho y repetido de mí cientos de miles de personas por otros personajes que he sido. Este trabajo justifica todos mis trabajos. No es pedantería, es pura alegría.
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