por Soeren Kern • 23 de Febrero de 2018
Calais, Francia, 8 de octubre de 2016: migrantes del campo denominado La Jungla, poco antes de que fuera clausurado por las autoridades. (Foto: Christopher Furlong/Getty Images).
Cientos de africanos y asiáticos armados con cuchillos y barras de hierro libraron batallas callejeras en la ciudad portuaria de Calais, al norte de Francia, el 1 de febrero, menos de dos semanas después de que el presidente francés Emmanuel Macron visitara la zona y prometiera tomar medidas serias contra la inmigración ilegal.
Los enfrentamientos han sumido a Calais —símbolo del descontrol de Europa de la migración masiva— en una zona de guerra y ha reforzado la percepción de que las autoridades francesas han perdido el control de la seguridad del país.
Las reyertas colectivas, libradas en al menos tres partes distintas de Calais, estallaron después de que un migrante afgano de 37 años que dirigía una operación de tráfico de personas abriera fuego contra un grupo de africanos que no tenían dinero para pagarle sus servicios. Cinco africanos sufrieron heridas de carácter crítico
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