**Ya Nada Es Igual**
No es necesario que me digas algo, que quizás
no sea verdad. No pierdas el
tiempo en mentirme; tu rostro refleja la
verdad, de él falta tu tibia sonrisa, el
brillo de tus ojos opacos están, como sin
fuerzas para sonreír, tu aspecto no
es el mismo que tenía en nuestra primera cita,
tu peinado deja mucho que desear,
a tu ropa le falta la elegancia que en aquel
entonces lucias, te falta el perfume que
me hizo perder la razón y hasta hoy mi olfato
lo extraña ya que es parte de tu
cuerpo de mujer enamorada.
¿Recuerdas mis palabras en nuestro primer
encuentro…?
“ Soy un hombre que te lleva varios años, no
te entregues sin antes pensarlo bien”
Te entregaste a mi cuerpo, fuiste placer de
noches inolvidables, durante el día el
sol nos vio amarnos, tomados de las manos,
caminando sin saber, mirándonos a los
ojos y prometiéndonos el edén.
Has regresado a la tierra, a la cruda
realidad, y al pasar unos años, que en ti representa
pocos, en cambio en mi es acercarme a la
vejez. Mi edad me pide mesura y descanso,
temprano me retiro, pocas palabras para
decirte y paciencia para escucharte, cuando
el tema abre el apetito de la curiosidad.
Largas tardes, a la sombra, me gusta
recostarme y recordar en el placer de mi memoria;
pero tu ahí estás pidiendo que salgamos a
pasear con amigos, de tu misma edad. Y yo
me siento cansado y te digo una y mil veces:
¡Ya nada es igual!
Mario Beer-Sheva
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