Jerusalén para los cristianos, Yerushalayim para los judíos y Al Quds para los árabes. Para todos, esta ciudad por cuyos barrios se superponen y enredan los rastros de las principales religiones monoteístas del mundo es santa. Y, sin embargo, resulta paradójico que una ciudad tan espiritual cuyo nombre deriva de yerush, que significa casa, y shalom, que es paz, sea a la vez protagonista de tantas confrontaciones a lo largo de su dilatada historia.
https://goo.gl/hZx1Kk
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