viernes, 30 de agosto de 2019

Ree (Deuteronomio 11:26-16:17) 
Si los perros hablaran 
por  
Ver versus oír. ¿Qué sentido eliges?

¿Preferirías ser ciego o sordo? Dios no permita que pase ninguna de las dos cosas, pero digamos que tuvieras que elegir entre perder la visión o la audición. ¿Cuál elegirías? Esta parashá nos ayuda a pensar sobre el tema.
El primer versículo (Devarim 11:26) declara: MIRA, puse hoy delante de ti, la bendición y la maldición”. ¿Acaso Dios puso algo tangible delante de ellos? No, Dios estaba describiendo los conceptos intelectuales de bendición y maldición. Entonces, ¿por qué dijo “mira”?
Obviamente, la palabra “mira” aquí se refiere a la comprensión. Usamos “ver” (o mirar) en referencia al entendimiento de algo, como cuando decimos “¿ves lo que te digo?”, porque la vista es nuestro sentido más fuerte y confiable (ver Radak en Zejariá 1:9).
Para explicar esta idea, tomemos como ejemplo a un perro y su sentido del olfato. Como el sentido más fuerte y confiable del perro es el olfato, si él pudiera hablar y transmitir su entendimiento de algo, diría: "¡Lo huelo! Ahora entiendo lo que dices".
Si la visión es nuestro sentido más fuerte y por eso fue utilizada esta palabra al comienzo de la parashá, esto genera más preguntas. Primero, a veces la Torá usa la palabra “escucha” para referirse al entendimiento. Por ejemplo: “Escucha Israel, el Eterno es nuestro Dios, el Eterno es Uno”. ¿Por qué la Torá no usa siempre la palabra “mira” en alusión a la interiorización y la comprensión de algo si la visión es nuestro sentido más confiable?
Además, si la visión es nuestro sentido más fuerte, el castigo por cegar a una persona debería ser mayor al que recibe quien le causa sordera. Sin embargo, el Talmud en Baba Kama 85b legisla que si una persona le causa sordera a otra debe pagar mucho más que si la deja ciega. ¡Debería ser al revés!
Para responder a ambas preguntas, debemos sumar un tercer factor a la ecuación de fuerza y confiabilidad de los sentidos: la comunicación con los demás.
Helen Keller dijo: "Si me preguntaras: si pudiera recuperar uno de mis sentidos, ya sea la vista o la audición, ¿cuál elegiría? Elegiría la audición. Ser ciego te separa del mundo, pero ser sordo te separa de relacionarte y comunicarte con los demás. Prefiero las personas antes que el mundo".
La audición es más valiosa respecto al pago por daños porque perder la capacidad para relacionarse y compartir con los demás es una privación más seria. La vista puede ser nuestro sentido más fuerte, pero las relaciones humanas y la comunicación son más vitales para la existencia humana.
La Torá desea transmitir mensajes diferentes y específicos cuando elige usar “mirar” u “oír” en referencia al entendimiento de cierto tema. Cuando usa la palabra shemá, oye, indica la necesidad de un compromiso que involucra nuestro intelecto.
Reé, “mira”, implica que debemos hacer un compromiso que involucra a nuestras emociones. “Oír” requiere un entendimiento mayor y más profundo, mientras que “ver” requiere una reacción mayor frente a un entendimiento preexistente.
“Oír” requiere un entendimiento mayor y más profundo porque cuando podemos escuchar a alguien, podemos comunicarnos con él. (Por más importante que sea el lenguaje de señas para los sordos, no puede reemplazar los elevados y profundos niveles de comunicación entre las personas que permite la audición). La vista” se usa para llenar de emociones un entendimiento que ya teníamos, porque la vista es nuestro sentido más fuerte y confiable. Ver realmente es creer, y cuando veo algo puedo comprometerme con ello con mayor facilidad que cuando sólo lo escucho.
Esto explica una fascinante diferencia en las palabras del Zóhar y del Talmud. A menudo, cuando el Talmud introduce hechos o información, lo hace con la frase ven y escucha” (ta shemá en arameo). Cuando el Zóhar presenta nueva información, la frase introductoria es ven y mira (iú jazí). ¿Por qué esta diferencia?
En base a lo que acabamos de explicar, la diferencia es clara. El Talmud incluye toda la Torá racional revelada, conocida como niglá (revelado). Esta sección de la Torá conlleva un pensamiento lógico amplio y profundo, así como entendimiento del intelecto. Por esta razón, es más necesario escuchar”, porque permite una mejor comunicación en el plano racional.
El Zóhar es la obra principal del misticismo judío y va más alla del ámbito de la razón y la lógica, hasta llegar al mundo de lo sobrenatural y lo oculto. Es nistar, la Torá oculta. La “vista” es el sentido que puede despertar nuestras emociones generando una gran reacción, y la función principal del Zóhar es fortalecer nuestras pasiones y emociones para nuestra alma y espíritu. Es por eso que Rav Abraham Ieshaiá Karelitz (circa 1940, conocido como el Jazón Ish) decía que, al estudiar el Zóhar, la persona siente la dulzura de nuestro Padre Celestial.
En el primer versículo de Parashat Reé, teniendo en cuenta el contexto, “mira” es más apropiado. Dios describe una ceremonia de juramento por la observancia de la Torá que involucra bendiciones y maldiciones. Esta ceremonia tendría lugar sólo mucho tiempo después, cuando los judíos cruzaran el Río Jordán para entrar a Israel. Entonces, ¿por qué Dios dijo: Mira, puse delante de ti hoy la bendición y la maldición”? Las bendiciones y las maldiciones no estaban delante de ellos en ese momento. ¿Por qué dijo “hoy”?
Hoy algo ocurre. Dios transmite la consciencia de que habrá una ceremonia de bendiciones y maldiciones. El evento requiere una gran cantidad de preparación y el pueblo judío debe saberlo con anticipación: “hoy”. “Hoy” tiene el objetivo de internalizar y hacer un compromiso que involucra las emociones, para prepararse para el gran evento de las bendiciones y las maldiciones. No es algo que tendremos que enfrentar en el futuro distante. Es algo que hay que considerar y para lo cual prepararse hoy mismo.
¿Ves lo que digo?

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