MONTE MERÓN: FISCALÍA INVESTIGA POSIBLE NEGLIGENCIA
Al menos 45 personas murieron y 150 resultaron heridas en la madrugada de este viernes cuando decenas de miles de judíos, en su mayoría ultraortodoxos, celebraban la fiesta de Lag Baomer en el Monte Merón, en Galilea.
Las autoridades autorizaron un aforo máximo de 10.000 personas, lo que ya convertía esta celebración en el evento más concurrido desde el inicio de la pandemia del coronavirus, pero la asistencia superó esa cifra. Según algunas fuentes citadas por medios israelíes, pudieron concentrarse más de 100.000 personas.
Las víctimas, entre ellas menores, murieron aplastadas, y una veintena de los heridos se encuentra en situación crítica, según los servicios de emergencia.
Se trata de uno de los sucesos más trágicos de la historia reciente de Israel.
El primer ministro Binyamín Netanyahu, calificó lo sucedido como un terrible desastre y declaró luto nacional el próximo domingo. Netanyahu desplazó hasta Merón, donde fue recibido con abucheos y lanzamiento de botellas por quienes creen que la responsabilidad es de las autoridades.
Se desconoce aún la causa que provocó la estampida, pero la Fiscalía General ya anunció una investigación por posible negligencia policial. El comandante del distrito norte de la Policía, Shimón Laví, que supervisaba la seguridad del evento, asumió la responsabilidad; no hicieron lo mismo el ministro de Interior, Arié Deri; el ministro de Seguridad Interior, Amir Ohana y el jefe de la Policía, Yaakov Shabtai (ambos en la foto en el Monte Merón antes de la tragedia).
Al principio de la noche se pensó que la avalancha se inició con el derrumbe de unas gradas. Sin embargo, la hipótesis principal sostenida por la Policía es que se produjera una aglomeración en una pasarela estrecha, de unos tres metros de ancho, que cedió, provocando que quienes intentaban pasar cayeron una encima de otros. Los que intentaron huir, movidos por el pánico, provocaron saturaciones en otros lugares.
Los medios señalan que este año, como medida especial por la pandemia, las zonas donde los distintos grupos religiosos encendían sus hogueras fueran separados entre sí con vallas y comunicado con pasarelas, lo que dificultaba la circulación. Además, el acceso y salida a todo el recinto se realizaba por un único punto.
Testigos contaron al Canal 12 de televisión que temieron que se tratara de una bomba y que se trataba de una alerta por un paquete sospechoso. Otro de los heridos contó a los medios que vio una pirámide de personas, unos encima de otros.
Los equipos de rescate tuvieron problemas incluso para evacuar el lugar y poder acceder a los cadáveres y a los heridos.
Miles de judíos ultraortodoxos se dan cita cada año en Merón, donde se encuentra la tumba del rabino Shimón Bar Yojai (siglos I-II). Los ultraortodoxos judíos le consideran uno de los principales cabalistas, si no el creador de este pensamiento místico.
Allí celebran la fiesta de Lag BaOmer, que incluye rezos, cantos y danzas en torno a hogueras. La celebración es separada por sexos y la avalancha ocurrió en una zona reservada a los hombres.
El año pasado, las hogueras se prohibieron por la pandemia, pero este se autorizaron, con un límite de aforo global de 10.000 personas que se vio superado. La Policía reconoce que no pudo controlar toda la afluencia, pero aun así cree que fue inferior a la de los años anteriores a la pandemia.
El ministerio de Transporte envió cientos de autobuses y trenes para que los peregrinos aún congregados en la zona puedan regresar a sus casas.
Líderes de todo el mundo remitieron sus condolencias a las autoridades de Israel. El rey Abdala de Jordania y el presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abbás, enviaron al presidente Rivlin sus condolencias por la tragedia y manifestaron su solidaridad con las familias de las víctimas. Así también lo hizo el presidente de EE.UU, Joe Biden, que se comunicó con Netanyahu.
Este fue el evento más concurrido desde el inicio de la pandemia de coronavirus. Israel volvió a una normalidad casi completa después de tres confinamientos y una rápida campaña de vacunación, con más de la mitad de la población ya inoculada.
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