**En La Costa Del Río**
La niña, quinceañera, sentada en la costa del
río, con los pies en el agua,
sueña y sueña, con el extranjero que algún día
vendrá.
La tomará entre sus brazos y palabras de amor,
sus oídos oirán y sus
sueños se harán realidad.
En una mañana de verano, a la costa, del mismo
río. El extranjero llegó y
sus palabras, dulces como la miel, empalagaron
sus oídos y así la enamoró.
El extranjero se fue, la niña-mujer, quedó con
sus sueños sola y triste, en la
costa del río, que fue testigo de su niña a
mujer. Y hoy, todas las mañanas,
la veo triste, esperando que la magia le
devuelva a su galán.
No tiene amigos, no tiene amigas, sus padres
no la quieren, su familia: ¡ ni ver ¡
Ella está sentada, en la orilla del río, ya no
sueña con el extranjero. ¡ Tiene porqué
soñar ¡
En poco tiempo será una mujer-madre que a un
niño acunará. Y en él, todo su amor,
su cariño, para él será.
En la costa del río, hay una mujer, con un
niño que lo acuna y lo acuna, mientras en
sus oídos, escuchan palabras dulces, que como
un milagro, una sonrisa, desdentada,
le envía mensajes a la madre y le ahuyenta la
soledad.
En la costa del río, volvió la alegría.
¡ En la costa del río, hay nuevamente amor ¡
Mario Beer-Sheva
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