DEL JERUSALEM POST

 ESPAÑA DEBERIA PENSAR TRES VECES ANTES DE SERMONEAR A ISRAEL SOBRE EL GENOCIDIO- OPINION

La relación de España con sus judíos hace hipócritas sus acusaciones de genocidio.

Por Daniel Friedman 

Mayo 22, 2025

traducida por Marcela Lubczanski

El nombre hebreo para España es Sefarad. ¿Alguna vez se preguntaron por qué los judíos sefaradíes vienen del Medio Oriente y Africa del Norte? Porque ellos fueron sacados violentamente de su lugar de nacimiento. Y entonces, cuando el primer ministro español Pedro Sánchez acusa a Israel de cometer "genocidio" en Gaza, no sólo es falso e incendiario, sino el apogeo de la hipocresía histórica.

Empecemos con la acusación misma. La acusación de genocidio implica un intento deliberado de aniquilar a un pueblo entero. Eso no es lo que está sucediendo en Gaza. Israel está involucrada en una guerra dolorosa y prolongada con Hamas, un grupo terrorista que se inserta deliberadamente dentro de la infraestructura civil – escuelas, hospitales, y mezquitas – usando a su propio pueblo como escudos humanos mientras lanza cohetes a pueblos y ciudades israelíes. 

A diferencia de los regímenes genocidas, Israel toma medidas sin precedentes para proteger a los civiles. Emite advertencias antes de los ataques aéreos. Arroja folletos, hace llamadas telefónicas y transmite rutas de evacuación. Ningún otro país que combate una insurgencia terrorista toma tales medidas. Y no se olviden: Esta guerra empezó el 7 de octubre del 2023, cuando Hamas masacró a más de 1,200 hombres, mujeres y niños israelíes – un acto de violencia genocida si es que alguna vez hubo uno.

La relación histórica de España con los judíos

¿Por qué España se apresura tanto en saltar sobre la caravana de la mentira del genocidio? Se llama transferencia. España es la que cometió genocidio contra el pueblo judío. No una vez. No dos veces, Sino tres veces.

La primera fue el auge del régimen almohade en el siglo XII. La edad dorada de la judería española llegó a un final violento, cuando a los judíos les fue dada la elección de convertirse al Islam, huír, o morir por la espada. La familia de Maimónides, uno de los pensadores judíos más grandes de todos los tiempos, fue obligada a escapar de Córdoba para salvar sus vidas. Esa fue una limpieza étnica religiosa clásica que tiene las marcas de la persecución genocida.

El Rey Fernando y la Reina Isabel de España dan una audiencia a un judío después del decreto anunciando la expulsión de la judería española, pintura de Emilio Sala Frances en1889 (credit: FLICKR)

La segunda fue la Expulsión de España del año 1492. Bajo el mandato de Fernando e Isabel, unos 200,000 judíos fueron obligados a abandonar el país al que habían llamado hogar durante siglos. Decenas de miles más que se habían convertido a la Cristiandad fueron perseguidos por la Inquisición, torturados y quemados en la hoguera por 'herejía.' La identidad judía fue borrada sistemáticamente de la esfera pública. Fueron proscriptos los libros judíos. Las sinagogas fueron convertidas en iglesias. Este fue genocidio físico y cultural en su forma más minuciosa. 

 

Y la tercera vez, que ocurrió dentro de la memoria reciente, fue cuando España dio su espalda a los judíos. Durante el Holocausto, cuando los judíos de Europa buscaron desesperadamente refugio de la aniquilación nazi, España cerró sus puertas a sus propios ciudadanos. De los 4,000 judíos españoles desperdigados a lo largo de Europa occidental, sólo 800 fueron readmitidos en su país de nacimiento. El resto fueron enviados a las cámaras de gas, haciendo de España un socio cómplice en el genocidio de su ciudadanía judía.

Entonces, cuando el primer ministro Sánchez acusa a Israel de genocidio, la ironía e hipocresía son asombrosas. Israel fue creada en parte para que hubiera un lugar donde los judíos pudieran defenderse. Eso es lo que Israel está haciendo ahora. No exterminando un pueblo, sino defendiendo a sus propios ciudadanos de uno que ha prometido borrarlos del mapa – a la vez que toma medidas insuperadas para proteger a los civiles palestinos inocentes del dolor y sufrimiento que su régimen genocida de Hamas ha traído sobre ellos.

El autor es un profesor de Ciencias Políticas en la Universidad Touro.