Y hoy, vuelvo a
recordar el ayer y ahí estás tu; con tu tímida sonrisa, con tus labios que
temblaban, con tantas dudas, miedos y preguntas; y yo sin respuesta que calmen
y
alegren tu vida,
de haberte enamorado de un hombre como yo.
Los recuerdos
galopan en tropel, buscando la luz del presente y tu siempre, estás al frente,
como testigo de la alegría y la tristeza, que puede llegar a producir un amor.
Mario Beer-Sheva
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