EL PEOR DE LOS MALES
Los expertos confirman que los dos grandes males de nuestro tiempo son la depresión y la soledad.
La depresión es la consecuencia directa de no encontrar sentido a nuestra vida.
La soledad es la incapacidad de comunicarnos de verdad, de alma a alma.
De mis años de contacto con muchas, diferentes y variadas personas, creo que estos dos males tienen una raíz común.
La superficialidad.
Es decir, el suponer que “entendemos”, cuando en realidad no entendimos nada.
Es confundir el “cómo” con el “por qué”.
Resulta imposible encontrar el sentido de la vida, cuando pasamos por la vida como turistas, meros observadores, apurados, aturdidos, sin detenernos, sin saborearla, y pisoteando el tiempo presente.
Resulta imposible comunicarnos esencialmente con el otro, manteniendo conversaciones sobre terceras personas, planeando viajes o expresando nuestras opiniones políticas.
Me espanta comprobar la incapacidad del hombre moderno de profundizar en un texto meramente profundo.
Me aterra comprobar que el hombre moderno no tiene respuestas para lo más simple, lo más esencial.
Si no te interesa tu origen, ni tu misión en la vida, ni lo que habrá de sucederte después de tu muerte, ¿realmente te animas a pronunciar palabras como sentido, amor o felicidad?
Sin vergüenza, y sin sabiduría, el hombre moderno declara a los cuatro vientos que lo importante es ser “buena gente” y “felices”.
Bobadas infantiles, carentes de toda base y fundamento.
El hombre moderno está afectado por la peor de las plagas: la superficialidad.
Porque la depresión, puede llegar a matarte.
La soledad también puede provocarte un cuadro mortal.
Pero la superficialidad, te mata en vida.
Vivos, pero muertos.
Vivos muertos.
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