jueves, 12 de diciembre de 2019

La "crisis de WhatsApp" en el Líbano reveló una grieta en la gran estrategia diplomática de Irán, la de usar sus poderes para impulsar el “poder blando” ideológico al mismo tiempo que el poder duro. Desde 1979, Teherán ha tratado de promocionarse como el epicentro de la Revolución Islámica. Esa noción está siendo cuestionada, no por los tanques libaneses y las balas iraquíes, sino por ciudadanos armados con teléfonos inteligentes.

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