viernes, 26 de marzo de 2021

 

Gatestone Institute

Judea y Samaria: hay que acabar con los fantasmas

por Naomi Linder Kahn  •  26 de Marzo de 2021

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En resumen: el vacío legal y legislativo que ha resultado de la bienintencionada decisión israelí de preservar la legislación otomana y jordana en los territorios sigue privando de sus derechos elementales tanto a los árabes como a los judíos del lugar. En la imagen (Keystone/Hulton Archive/Getty Images), el rey Huseín de Jordania visita una posición de su Ejército en los territorios en disputa conocidos como Judea y Samaria.

Ahora que el debate en torno a la extensión de la soberanía israelí sobre las comunidades judías de Judea y Samaria ha remitido por obra de los Acuerdos de Abraham, puede que haya llegado la hora de analizar con más detenimiento el estatus legal de esos territorios.

El cuadro resultante puede resultar sorpresivo. Cuando ha pasado más de un siglo de la disolución del Imperio Otomano, su espectro sigue ahí. Cuando han pasado más de cincuenta años de la victoria de Israel en la Guerra de los Seis Días, más de treinta de la pública renuncia del rey Huseín de Jordania a cualquier vínculo legal y administrativo con el territorio, y más de veinticinco del acuerdo de paz jordano-israelí, por el que Amán renunciaba oficialmente a cualquier reclamo territorial, el Estado de Israel sigue aplicando la legislación jordana, pese a sus fundamentos retrógrados y claramente racistas.

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