**Alma Cobarde*
Que agradable son las suaves tardes de otoño;
sentado en mi mecedora, lentamente,
ya que en mi vida el apuro no existe, cierro
los ojos, para que nada me entretenga y
me sumerjo en el pasado y traigo al presente
historias que me gustan recordar.
Como un desfile, por mi mente, marchan los
momentos, que puedo traer y que no
quiero olvidar. En el mayor silencio, con una
sonrisa, en mis labios, aflora los amores
de mi vida que se adueñaron de mi sensible
corazón.
Después de tantos años, recuerdo algunos que
he amado, profundamente, y he recibido
de ellos, sonrisas de placeres, de amores
correspondidos y finalmente lágrimas en la
separación. ¡ Siempre hubo una separación !
Amé a todas ellas, ninguna me fue Einfiel;
pero mi alma cobarde temía atarme a sus corazones a este amante de la libertad.
Libertad que aún mantengo; en la soledad de mi
vida, en la agonía de ver pasar los días,
esperando el fin de la vida y sin una mano amiga que pueda estrechar, como el
náufrago para salvarse del mar.
¡ Todo fue por la libertad de mi alma cobarde
!
Y a cambio recibí la soledad, que marchita al
hombre, el silencio del cuarto que es el
silencio de la vida, la ausencia de un alma
amiga que pueda escucharme y yo atender
su voz, la compañía caminado hacia la vejez,
ver como el camino se termina y a nadie le puede interesar.
¡ Soy prisionero de un alma cobarde; eso no es
libertad !
Mario Beer-Sheva
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.