lunes, 29 de marzo de 2021

 

 

                                                 **Alma Cobarde*

 

 

Que agradable son las suaves tardes de otoño; sentado en mi mecedora, lentamente,

ya que en mi vida el apuro no existe, cierro los ojos, para que nada me entretenga y

me sumerjo en el pasado y traigo al presente historias que me gustan recordar.

Como un desfile, por mi mente, marchan los momentos, que puedo traer y que no

quiero olvidar. En el mayor silencio, con una sonrisa, en mis labios, aflora los amores

de mi vida que se adueñaron de mi sensible corazón.

Después de tantos años, recuerdo algunos que he amado, profundamente, y he recibido

de ellos, sonrisas de placeres, de amores correspondidos y finalmente lágrimas en la

separación. ¡ Siempre hubo una separación !

Amé a todas ellas, ninguna me fue Einfiel; pero mi alma cobarde temía atarme a sus corazones a este amante de la libertad. Libertad que aún mantengo; en la soledad de mi

vida, en la agonía de ver pasar los días, esperando el fin de la vida y sin una mano amiga que pueda estrechar, como el náufrago para salvarse del mar.

¡ Todo fue por la libertad de mi alma cobarde !

Y a cambio recibí la soledad, que marchita al hombre, el silencio del cuarto que es el

silencio de la vida, la ausencia de un alma amiga que pueda escucharme y yo atender

su voz, la compañía caminado hacia la vejez, ver como el camino se termina y a nadie le puede interesar.

¡ Soy prisionero de un alma cobarde; eso no es libertad !

Mario Beer-Sheva

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