La ocasión en que 75 médicos protestaron para que renunciara un médico judío
En 1934, los médicos de cinco hospitales prefirieron dejar su trabajo antes que trabajar con un judío.
En la década de 1930, retumbaban las convocatorias para boicotear a las empresas judías y para dejar de contratar judíos. Estos odiosos mensajes no tenían lugar en la Europa nazi, sino en Montreal, Canadá. El sentimiento antijudío era tan intenso que cuando un hospital de Montreal contrató a un judío para una pasantía, eso provocó huelgas masivas de los médicos de los hospitales de toda la ciudad. Hoy debemos dar a conocer este boicot poco recordado a las comunidades judías en Quebec.
En las décadas de 1920 y 1930 los sentimientos reaccionarios nacionalistas eran intensos en la provincia franco parlante de Quebec. "Muchos quebequenses consideraban a Quebec como el remanente del antiguo régimen católico romano francés que había terminado con la Revolución Francesa", explica el Dr. Edward C. Halperin, quien investigó la huelga de los médicos en 1934. Antes de 1963, no existía la opción de recibir una educación pública laica en la provincia (todas las escuelas eran católicas o protestantes) y las escuelas católicas romanas sumamente religiosas de la región inculcaban el miedo y la aversión hacia los católicos no franceses.
"Los niños de las escuelas católicas romanas en Quebec recibían una educación que enfatizaba los valores religiosos y de la realeza. Los judíos, los asiáticos y los negros eran considerados inmigrantes indeseables y una competencia económica".
En medio de la miseria económica de la Gran Depresión, algunos de los líderes más influyentes de Canadá culparon a los judíos por el estado deplorable de la economía. Los comercios judíos fueron boicoteados en Ottawa. En Quebec, el movimiento Achète chez nous – "Compra en casa" se convirtió muy pronto en una herramienta antijudía, alentando a los canadienses franceses a boicotear los comercios judíos.
"No compren a los judíos…"
El líder nacionalista de Quebec, padre Lionel Grouix alentó el odio a los judíos entre los habitantes locales. En un artículo de 1933, él urgió a los lectores a prestar atención a su solución para el "problema judío" boicoteando a las empresas judías. "No compren a los judíos…" exigió. Esta y otras convocatorias similares para que se negaran a hacer negocios con los judíos se repitieron en otros periódicos francocanadienses.
El profesor Ira Robinson, profesor de estudios judaicos en la Universidad Concordia en Montreal, señala que "si bien en su título Achète chez nous no apuntaba específicamente a los judíos, sus voceros fueron suficientemente claros. Aunque en teoría la campaña podía estar dirigida a cualquiera que no fuera francés y católico, Henri Leroux (un comerciante francés) escribió en 1926 que la organización debía 'luchar sólo contra una raza extranjera; los judíos'. Otro clérigo de Quebec aseguró a su audiencia en Vancouver que Achète chez nous no se dirigía a los canadienses ingleses, sino únicamente a los judíos".
El poeta canadiense Irving Layton recordó su infancia en Montreal en los años 20 como algo que estuvo marcado por la amenaza siempre presente de violencia por el simple hecho de ser judío. "El recuerdo más fuerte que tengo es el de los enfrentamientos. Alrededor de la Pascua… algo parecía ocurrirles a los gentiles. Lo tomaban como una señal para salir a golpear a los judíos. Sin falta, cada Pascua, descendían sobre los judíos con botellas y ladrillos…" ("A History of Antisemitism in Canada" por Ira Robinson. Wilfrid Laurier University Press: 2015).
Los médicos judíos en Montreal
Mientras que los comerciantes y los profesionales judíos eran sujetos a boicots en Quebec, los estudiantes judíos también se veían limitados por cuotas, no sólo en Quebec sino en todo Canadá y en los Estados Unidos. Las universidades y las escuelas de medicina limitaban estrictamente la cantidad de judíos que eran admitidos.
Para los estudiantes de medicina judíos, la vida en Montreal en los años 30 fue particularmente desafiante. En la región había dos escuelas de medicina (la universidad McGill en inglés y la Universite de Montreal en francés), la región sólo contaba con una cantidad limitada de oportunidades para que los aspirantes a médicos pudieran estudiar y entrenarse. A comienzos de los años 30, entre el 11% y el 15% de los estudiantes de medicina en McGill y el 6% de la Universite de Montreal eran judíos. El Dr. Edward C. Halperin señala que los sentimientos antijudíos eran feroces. En 1933, los estudiantes de la Universite de Montreal "marcharon por las calles gritando furiosos lemas anti judíos. Para dispersarlos debieron arrojar gas lacrimógeno".
A pesar del odio, el mejor alumno de la clase que se graduó en 1934 en la Universite de Montreal, fue un judío, el Dr. Samuel Rabinovitch. Cuatro de sus hermanos ya eran médicos. Al Dr. Rabinovitch le ofrecieron una pasantía en St. Louis y en Nueva York, pero él deseaba quedarse cerca de casa, por lo que aplicó para una pasantía en el Hospital Notre Dame, uno de los más grandes hospitales escuelas de Montreal, a pesar de que nunca antes habían permitido que un judío entrara allí para hacer su residencia.
Los estudiantes de medicina francocanadienses demandaron que el Dr. Rabinovitch fuera despedido porque era judío.
En febrero de 1934, el hospital repasó las aplicaciones para los nuevos residentes para el siguiente año académico. Ellos ocuparon prácticamente todos los puestos disponibles con aplicantes francocanadienses, pero todavía les quedaba un puesto vacío y se lo ofrecieron al estudiante estrella, el Dr. Rabinovitch, quien aceptó la posición. Él se convirtió en el primer judío que fue contratado como médico en un hospital francocanadiense. Esto provocó una tormenta de furia que amenazó con clausurar los hospitales en todo Montreal.
"No lo queremos porque es judío"
De inmediato, el hospital Notre Dame recibió grandes críticas. Llovieron las cartas del público demandando que un "extranjero" o un judío no "reemplazaran" a un residente católico. Los estudiantes de medicina francocanadienses emitieron una petición al hospital exigiendo que despidieran al Dr. Rabinovitch. "No lo queremos porque es judío", decía la petición.
Los residentes que entraban al año siguiente le advirtieron al hospital que si no despedía al Dr. Rabinmovitch, ellos abandonarían sus puestos en junio, cuando comenzaban oficialmente las residencias. Pero ante la creciente indignación, el hospital Notre Dame se negó a dar marcha atrás. "La administración del hospital fue maravillosa conmigo", recordó posteriormente el Dr. Rabinovitch.
A medida que se acercaba la fecha límite del 15 de junio, los estudiantes francocanadienses se negaron a ceder. Si al Dr. Rabinovitch le permitían comenzar su pasantía, todos los otros residentes del hospital se retirarían. A la medianoche del 14 de junio de 1934, los residentes salieron del hospital y se negaron a recibir a ningún paciente, ni siquiera a aquellos que requerían atención urgente.
Durante los dos días siguientes, a los residentes del hospital Notre Dame se unieron los residentes de otros cuatro hospitales de la ciudad. Setenta y cinco médicos se negaron a trabajar mientras el Dr Rabinovitch fuera uno de sus colegas. También las enfermeras de esos hospitales amenazaron con una huelga, exigiendo que el Dr. Rabinovitch fuera despedido. Los líderes judíos en Montreal se preocuparon de que la huelga pudiera extenderse y llegar a ser un boicot a gran escala de los comercios judíos de la región. El hospital se mantuvo firme, negándose a ceder a esas escandalosas demandas, pero el ambiente en Montreal era muy oscuro para los judíos de la ciudad.
El periódico en francés Le Devoir cubrió la historia, refiriéndose al Dr. Rabinovitch como "el médico extranjero" y "el médico judío". El Dr. Rabinovitch fue acusado de estar vinculado con las "altas finanzas", en una alusión no demasiado sutil del estereotipo antijudío que equipara a los judíos con el dinero y las finanzas internacionales.
A medida que avanzaba la huelga, otro médico judío de Montreal entró en la mira de los antisemitas. El Dr. Abraham Stillman realizaba su postdoctorado en urología en el hospital Hotel Dieu, donde los internos también se habían unido a la huelga para protestar contra el Dr. Rabinovitch. Un grupo nacionalista francés exigió que el Dr. Stillman fuera despedido de su postdoctorado y que un "canadiense francés (fuera designado) en su lugar" de inmediato.
El Dr. Oscar Mercier era un famoso urólogo que supervisaba a Abraham Stillman, pero él se negó a manifestar a viva voz una declaración en defensa de su estudiante judío. El Dr. Mercier les aseguró a los locales que Abraham Stillman "no ocupaba el lugar de un canadiense francés" y que "no ocupaba una posición oficial" al hacer su postdoctorado. El Dr. Mercier se preocupó en explicar que el Dr. Stillman era "sólo… una visita". A Abraham Stillman le permitieron mantener su puesto, pero la falta de apoyo que el hospital Hotel Dieu manifestó fue estremecedora. Más de 75 residentes médicos de Montreal continuaron adelante con la huelga.
Renunciar a su puesto
Como los residentes se negaban a trabajar, el Dr. Rabinovitch y los médicos de la comunidad trabajaron febrilmente para asistir a todos los pacientes que estaban bajo su cuidado. En todo Montreal, los pacientes quedaron sin recibir atención mientras los estudiantes continuaban con su huelga. Detrás de las escenas, los representantes de la comunidad judía de Montreal se reunieron con los administradores de los hospitales de la ciudad para tratar de reparar la terrible situación.
Después de tres días y medio de huelga, el Dr. Rabinovitch renunció.
Finalmente, el 18 de junio, después de tres días y medio de huelga, el Dr. Rabinovitch presentó su renuncia. Su carta de renuncia fue impresa en varios periódicos de la ciudad. "En vista de las serias y peligrosas condiciones a las que se vieron expuestos los pacientes de Notre Dame y de otros hospitales… siento que mi deber como médico es presentar mi renuncia como residente en su hospital", escribió.
"...lamento el hecho de que tantos médicos francocanadienses, es decir nuevos graduados, hayan ignorado el primer deber del juramento que acaban de hacer, y me alegro de que mi renuncia haga posible la atención inmediata que tanto necesitan esos pobres desafortunados que hoy son pacientes en los hospitales afectados por la polémica".
"Me entristece profundamente que los residentes franceses hayan adoptado una postura racial cuando su primera y única consideración debería ser el cuidado de los enfermos, y que hayan ignorado por completo el primer deber de 'atención médica'… El deber de un capitán no es abandonar el barco, el primer deber de un soldado es no desertar de su puesto, y el primer deber de un médico es no abandonar a su paciente…"
Dr. Sam Rabinovitch
En su carta de renuncia, el Dr. Rabinovitch señala que no tuvo más opción que renunciar; la continuidad de la huelga estaba postergando cirugías y ponía en riesgo las vidas de los pacientes.
Aunque el hospital Notre Dame había amenazado con despedir a aquellos residentes que se negaran a trabajar, finalmente nunca aplicó esas sanciones. A pocas horas de la renuncia del Dr. Rabinovitch, los residentes de Montreal volvieron a trabajar sin ninguna repercusión por su peligrosa y prejuiciosa huelga.
El hospital Notre Dame ayudó al Dr. Rabinovitch a obtener un nuevo puesto como residente en el hospital St. Louis. Irónicamente, el hospital donde hizo su pasantía era una institución católica. Él se especializó en medicina interna.
El hospital general judío
Para algunos observadores, la huelga de los médicos de 1934 es conocida como los "días de vergüenza". Posteriormente, ese mismo año, abrió en Montreal el Hospital General Judío, ofreciéndoles a los médicos judíos una institución de nivel mundial donde poder entrenarse y perfeccionar sus destrezas.
El Hospital General Judío había estado en planes durante muchos años, y fue diseñado como un lugar que permitiera a los médicos judíos trabajar con dignidad, algo que claramente no les era posible en Montreal. El Hospital General Judío fue un defensor de lo que se conoce como "la primera política oficial de no discriminación en Canadá. Son bienvenidos los pacientes y empleados de todas las culturas, idiomas y religiones". El hospital continúa floreciendo en la actualidad, brindando atención médica en el barrio Cote des Nieges, donde sigue tratando a todos los pacientes y cuenta con algunos de los principales investigadores y médicos del mundo.
El Dr. Rabinovitch regresó a Montreal y practicó allí la medicina hasta que tuvo más de 90 años, convirtiéndose en el médico más anciano que seguía atendiendo pacientes.
En 1940, el Dr. Rabinovitch regresó a Montreal y practicó la medicina hasta que tuvo más de 90 años. Entonces fue considerado el médico más anciano que seguía atendiendo pacientes. Después de regresar a Canadá, atendió a personas de todas las religiones. "A los pacientes les importa más mi reputación como un médico honesto y dedicado que mi religión", afirmó.
El Dr. Rabinovitch falleció en el 2010 a los 101 años. Incluso después de su larga carrera, el recuerdo de la huelga de 1934 seguía viva. "No le guardo rencor a nadie", aseguró. Respecto a los médicos que hicieron la huelga, "para ellos, el problema era que yo era judío y ellos eran católicos… simplemente yo no pertenecía. Supongo que en definitiva eso es lo aterrador del odio: es algo así de simple".
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