La decisión del gobierno israelí de hacer concesiones significativas a los secuestradores de Hamás nunca debería llamarse “trato”. Fue una extorsión.
¿Lo llamarías trato si secuestraran a tu hija y tú “aceptaras” pagar un rescate para recuperarla? Por supuesto que no. El secuestro fue un crimen. Y la exigencia extorsiva fue un crimen adicional.
Esto no fue el resultado de una negociación entre iguales. Si un ladrón armado te pone una pistola en la cabeza y te dice: “tu dinero o tu vida”, tu decisión de darle tu dinero no se describiría como un trato.
Tampoco debería considerarse un trato el acuerdo extorsionado al que accedió Israel. Así que dejemos de utilizar ese término.
Cuando un grupo terrorista “negocia” con una democracia, siempre tiene la sartén por el mango. Los terroristas no están limitados por la moral, la ley o la verdad. Pueden asesinar a voluntad, violar a voluntad, torturar a voluntad y amenazar con hacer cosas peores.
La democracia, por otra parte, debe cumplir las normas de la ley y debe escuchar las súplicas de las familias de los rehenes.
El resultado de este esfuerzo fue malo para la seguridad de Israel, pero bueno para los rehenes que siguen vivos y sus familias.
El corazón manda sobre el cerebro, como suele suceder en las democracias morales que valoran la salvación inmediata de las vidas de personas conocidas por sobre las muertes futuras de personas hipotéticas cuya identidad desconocemos. Esta compensación es comprensible como algo compasivo, aunque no sea una política convincente.
Si cada nación democrática adoptara una política de no negociar nunca con terroristas, podría desalentar el terrorismo. Pero todas las naciones se someten a las exigencias de secuestradores y extorsionadores, de modo que el terrorismo y la toma de rehenes se han convertido en una táctica primaria de las peores personas del mundo. Y el resto de nosotros somos cómplices.
Especialmente cómplices, con sangre en sus manos, son los partidarios de Hamás en los campus universitarios que cantan a favor de la intifada y la revolución. También son cómplices las organizaciones internacionales, como la Corte Penal Internacional, que tratan a Israel y Hamás como iguales.
Estos partidarios del terrorismo alentaron a Hamás a resistir durante muchos meses, creyendo que su apoyo presionaría a Israel para que hiciera más concesiones.
Los estudiantes del terror –los estudiantes universitarios que alientan a Hamás a continuar con sus métodos asesinos– deben rendir cuentas por su complicidad en el mal.
Aunque pueden tener los mismos derechos de la Primera Enmienda que los judíos, deben ser tratados con el mismo desprecio que los nazis, el KKK y los partidarios racistas de la violencia.
La Primera Enmienda no les da el derecho a ser contratados por empleadores decentes. La Primera Enmienda da a los empleadores el poder de negarse a asociarse con partidarios del nazismo, el terrorismo de Hamás u otros grupos malvados.
La ley estadounidense criminaliza el dar apoyo material a grupos terroristas designados, que incluyen a Hamás y Hezbolá. La moral, a diferencia de la ley, debe considerar inmoral brindar cualquier apoyo –material, político, económico o demostrativo– a cualquier grupo terrorista como Hamás.
Sin embargo, tanto el candidato presidencial como la candidata a vicepresidente del Partido Demócrata instaron a la gente a escuchar los mensajes de estos manifestantes. Nunca dirían eso de los manifestantes que están a favor de linchar a negros o violar a mujeres. Pero Hamás sí lincha judíos y viola a mujeres judías. No hay ninguna diferencia moral.
Celebremos la noticia de que tal vez 33 de los 98 rehenes puedan ser liberados, algunos de ellos vivos, con la certeza de que lo que Hamás extorsionó a Israel a cambio de estas liberaciones puede poner en peligro la seguridad de Israel en el futuro y costar aún más vidas inocentes.
Y echemos la culpa de TODAS las muertes en Gaza a quien corresponde: a Hamás y a los idiotas útiles e intolerantes inútiles que apoyan a terroristas asesinos.
Publicado en World Israel News
Reproducción autorizada con la mención siguiente: ©EnlaceJudío
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