El dinero catarí financia numerosas megamezquitas francesas. Hablamos de grandes complejos con minaretes, no las mezquitas improvisadas que han brotado en garajes, escaparates y centros culturales. El emir de Qatar parece haber entendido mucho mejor la historia francesa que muchos franceses. Qatar es un país del que las democracias deberían recelar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.