rante siglos los judíos residieron en la Penínusla Ibérica de manera armónica tanto bajo el dominio musulmán como el cristiano. Sin embargo, el Decreto de la Alhambra cambió esta realidad ordenando la expulsión de los judíos de todos los territorios de la Corona de Castilla y los de la Corona de Aragón antes del 31 de julio de ese año, a menos que se convirtieran al cristianismo.
Tres meses antes se había conquistado el último dominio musulmán en la Península Ibérica.
La decisión de expulsar a los judíos —o de prohibir el judaísmo—está relacionada con la instauración de la Inquisición, que fue creada precisamente para perseguir a los judeoconversos que seguían practicando su antigua fe.
Muchos judíos residentes de la Península Ibérica se habían convertido al catolicismo.
El gran número de conversos -llamados popular y despectivamente marranos- lo hicieron en su mayoría bajo presión y vivían bajo la mirada general de la Inquisición española.
Se sospechaba que seguían adhiriéndose secretamente al judaísmo.
En 2015 las Cortes Generales españolas aprobaron una ley por la que se reconocía como españoles a los descendientes directos de los judíos expulsados entre 1492 y 1498.
La imagen es una pintura del español Emilio Sala Francés, donde se ilustra el momento de la firma del Decreto de la Alhambra.
F: Museo Judio de Chile.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.