domingo, 6 de mayo de 2012

El Sistema Judicial Israelí en terapia intensiva

Todo buen sistema democrático de gobierno debe basarse en tres pilares fundamentales. El sistema Legislativo, el Ejecutivo y el Judicial. De la independencia de estos, surge, un mejor y más puro sistema liberal. Ya hemos visto que en cualquier caso, cuando aparecen gobiernos de diversos tonos dictatoriales, lo primero que hacen es apoderarse del Ejecutivo y avanzar sobre los otros poderes, ya sea poniendo en sus cargos a incondicionales o destituyéndolos directamente. Israel vive bajo un sistema de democracia muy particular, como casi todo lo israelí. A pesar de sus 64 años de existencia, el Estado no ha sabido dictarse una Constitución y tener una Ley Básica sobre la cual se estructure todo el sistema judicial. Diversos aspectos han impedido hasta la fecha que se cumpla con dicho requisito, pero se entiende que ya es hora de eliminar esas trabas. El Poder Legislativo, basado en un sistema parlamentarista, cuenta con ciento veinte representantes que son elegidos en listas sábanas presentadas por los diversos partidos políticos, que a su vez, forman estas en forma no tan democráticas. Muchas veces se eligen por propia libertad de determinados líderes o por resolución de algún místico rabino que encabeza el señalado movimiento. El poder Ejecutivo, dirigido por un Primer Ministro, que no siempre es el que encabeza la lista más votada, forma un gabinete compuesto por los miembros más caracterizados de los partidos que lo apoyan para formar una coalición. En momentos como los actuales, cuando la coalición es amplia, el Poder Ejecutivo está compuesto por veinte y ocho ministros. Sin duda una desproporción. Pero este es sólo uno de los males. El restante es que, los ministros no renuncian a sus cargos parlamentarios y siguen desempeñando su mandato legislativo. Consecuencias: casi el veinte y cinco por ciento de los ministros son diputados y ocupan lugar en el poder Ejecutivo y en el Legislativo. No se puede encontrar mayor superposición de poderes en estos menesteres. Por ende, la independencia entre los mismos tiende a cero. Escribió el Dr. Mario Zelechowski, miembro de nuestra Comisión de Control, "En términos de sistemas jurídicos se puede decir que el sistema jurídico de Israel es una mezcla de Sistema Jurídico del Common Law Anglosajon, debido a la influencia del derecho inglés que rigió al país desde 1917 hasta 1948 y del sistema continental francés, por medio del Derecho Turco Otomano, que rigió en Palestina por más de 400 años. A todo lo anterior hay que agregarle el Derecho Hebreo. El mismo influye en Israel, ya que por ley todo lo relativo a matrimonios y divorcios entre judíos está bajo jurisprudencia del Tribunal Rabínico. Pero el Derecho Hebreo a pesar de influir sigue teniendo una intervención relativamente leve, y el Sistema Jurídico se basa en principios universales del Derecho. Por ejemplo, la Ley de Bases del Derecho (Jok iesodot Hamishpat) explica que el legado judío nos servirá para completar una laguna del derecho y los principios de libertad, rectitud y la paz del legado judío. El sistema de Tribunales en Israel está basado en tres instancias: El Superior Tribunal de Justicia (Beit Mishpat Haelion - Bagatz). La Corte de Distrito (Beit Mishpat Hamejozi) y la Corte de Magistrados (Beit Mishpat Hashalom). El Poder Judicial funciona conjuntamente con el Poder Legislativo (la Knesset) y con el Poder Ejecutivo. EL SUPERIOR TRIBUNAL DE JUSTICIA El Superior Tribunal de Justicia es la instancia judicial más alta del Estado. Las sentencias dictadas por el mismo obligan a los tribunales de instancias inferiores y también a todos los ciudadanos y poderes del Estado. La Corte tiene 13 miembros y actúa como Superior Tribunal de Apelaciones de las sentencias que fueron dictadas por los Tribunales de Distrito, tanto en el ámbito penal como en el civil, y asimismo actúa como Tribunal de apelaciones de otros organismos judiciales. Dentro de este marco la Corte Suprema trata las peticiones presentadas contra los distintos organismos estatales. Bagatz examina la legalidad de los actos realizados por los distintos organismos del estado (de la Knesset y del Gobierno), de las municipalidades y de los entes y funcionarios que ocupan cargos públicos de acuerdo a la ley. Bagatz tiene competencia para juicios contra entes públicos, por ejemplo, una orden contra el Ministerio de Absorción si el mismo se opone a vender tierras a ciertos ciudadanos por motivos de raza, religión, etc. Generalmente funciona con un tribunal compuesto por 3 jueces, aunque cuando se ocupa de temas jurídicos o cuestiones constitucionales importantes, el tribunal es compuesto por un número mayor de jueces, siendo siempre este número, un número impar". En estos momentos, el Ministro de Justicia está avanzando en un proyecto de ley en el que pretende modificar las reglas del juego que regían hasta estos días. El Ministerio de Justicia presentará un proyecto de ley al Parlamento para limitar los poderes de la Corte Suprema de Justicia e impedir que use la inconstitucionalidad a su libre albedrío como freno a leyes aprobadas. Bajo el título de "Ley Básica: Legislación" el Ministerio quiere ordenar, por primera vez en la historia del Estado judío, las relaciones entre los poderes judicial y legislativo, de forma que si el primero bloquea una ley como inconstitucional, el segundo pueda redactarla de nuevo y pedir una nueva votación. El proyecto de ley establece que la Corte sólo pueda anular leyes con un tribunal formado por al menos nueve jueces en el que bastará la mayoría simple. Pero en ese caso, el Parlamento (Knéset) tendrá la última palabra con una mayoría de 65 diputados para el proyecto enmendado que, esta vez sí, será inapelable ante el poder judicial. Aharón Barak conocido constitucionalista y ex Presidente de la Corte, se enfrentó en numerosas ocasiones a los otros dos poderes del Estado para impedir la violación de los derechos individuales y civiles, dando prioridad casi inapelable a las Leyes Básicas del Estado judío (su protoconstitución) sobre cualquier otro tipo de ley. Hace diez años, el actual ministro de Justicia, que también lo era en esa época, presentó una iniciativa similar. La gran diferencia es que hace una década el proyecto establecía una mayoría de 70 diputados para cualquier ley que intentará pasar por encima de la máxima instancia judicial de Israel. Debido a la ausencia de una constitución, las relaciones entre los tres poderes del Estado han chocado en numerosas ocasiones, en particular cuando la mayoría parlamentaria ha intentado traducir su agenda política en leyes que atentaban contra los derechos individuales o de un grupo minoritario. Así, polémicos proyectos de ley en materia religiosa, inmigración o seguridad se han topado con fallos judiciales que han llegado a desatar auténticas crisis institucionales y políticas entre laicos y religiosos, judíos y árabes, y entre grupos de derechos civiles y foros nacionalistas que apelaban al patriotismo para justificar sus iniciativas El nuevo presidente de la Corte Suprema de Justicia, Asher Grunis criticó al ministro de Justicia, Yaakov Neemán, por no haber consultado con el alto tribunal durante la elaboración de un proyecto de ley que permitiría a la Knéset (Parlamento) anular el dictamen de la Corte cuando ésta última considere que un determinado proyectos de ley es inconstitucional. Grunis también amonestó a Neemán por proponer que la Knéset sólo precise el apoyo de 65 miembros (del total de 120 diputados) para anular la decisión de la corte, en lugar de 70, como lo había recomendado cuando el juez encabezaba una comisión pública sobre el tema.. Grunis llamó a un debate de fondo sobre la propuesta de Neemán, que se podría convertir en una Ley Fundamental. Advirtió que la aprobación del proyecto de ley podría tener consecuencias negativas a largo plazo. La propuesta del Ministerio le daría a la Corte Suprema de Justicia el derecho formal de invalidar la legislación de la Knéset que considere estar en conflicto con una ley fundamental. Pero también le daría a la Knéset la posibilidad de pasar por encima de la Corte al aprobar una ley por segunda vez. El método de reinstaurar una ley invalidada por el Poder Judicial es un invento canadiense, destacó Grunis, quien agregó que, sin embargo nunca ha sido invocado por el Parlamento de Ottawa para rehabilitar una ley. Conociendo a nuestros políticos, dudamos que tal mesura se presente en Israel. Uno de los aspectos no poco importantes es que el actual ministro de Justicia, de una amplia trayectoria en la vida pública no goza del prestigio que debería ejercer una persona en tal alto cargo Neeman fue nombrado Director General del Ministerio de Hacienda en 1979, sirviendo hasta 1981. En junio de 1996 fue nombrado para el gabinete israelí como ministro de Justicia por el primer ministro, Benjamín Netanyahu , a pesar de no ser un miembro de la Knesset . Dos meses más tarde renunció al gabinete, después de que la Fiscal General Michael Ben-Yair abrió una investigación criminal sobre las acusaciones de que Neeman había tratado de sobornar a un testigo en el juicio del diputado Aryeh Deri, que luego terminó en prisión. . Neeman fue absuelto finalmente de los cargos.y volvió al gabinete en julio de 1997 como Ministro de Finanzas hasta el final del mandato del primer ministro Netanyahu en las elecciones de 1999 . En marzo de 2009, tras el regreso de Netanyahu al poder como Primer Ministro de Israel, Neeman fue designado nuevamente ministro de Justicia Según consta en una publicación del diario Haaretz del 29 de febrero del corriente año, Neeman está siendo investigado por presunta evasión fiscal (http://www.haaretz.com/print-edition/news/israel-s-justice-minister-under-investigation-for-alleged-tax-evasion-1.415430) Con tales antecedentes es preferible tomar con pinzas sus propuestas. El presidente, Shimon Peres, por su parte, apuntó que cualquier ley básica de este tipo tendría que basarse en un amplio consenso nacional. Peres advirtió que el gobierno debe ejercer un "cuidado especial" en la aprobación de leyes con rango constitucional. Se debe cuidar al máximo la independencia total del Poder Judicial. Es éste el único que se ha comportado en forma impoluta en toda su historia. Dentro de los poderes Legislativos y Ejecutivos tenemos en estos momentos fieles representantes entre rejas y unos cuantos en juicios, que no dudamos, que si el Poder Judicial sigue con su independencia como hasta el momento, irán poblando nuestras cárceles. Mientras no se tomen medidas de fondo, el Judicial es el seguro de nuestra democracia. No se debe permitir que se avasallen sus poderes. Es tiempo de medidas lógicas y definitivas. El Estado de Israel debe hacer un crudo y sincero análisis de su realidad y establecer un sistema de gobierno un tanto más firme y digno de un país de avanzada del siglo XXI. Es hora de contar con una Constitución, un sistema lógico de elecciones. Una verdadera independencia de poderes y por sobre todo, que los partidos políticos no manejen a su antojo los sistemas de adjudicación de bancas. Se debería exigir, si se sigue dentro de un sistema parlamentarista, que los representantes se elijan por distrito y no por listas únicas. De esta forma se terminarán con estas componendas post electorales, que nada hacen para fortificar la democracia israelí. Ya se huele en el ambiente, el olor a elecciones. Mucho desearíamos que estas sean las últimas en que se utiliza el actual sistema electoral. Cr. Víctor Vaisman Editor Responsable