viernes, 25 de mayo de 2012

Irán aprovecha la diplomacia para avanzar en su programa nuclear

Irán aprovecha la diplomacia para avanzar en su programa nuclear de Cidipal, el jueves, 24 de mayo de 2012 a la(s) 13:10 · The Boston Globe Por Yehuda Yaakov 22 de mayo, 2012 Los titulares de las conversaciones nucleares iraníes del mes pasado, en Estambul, no podían ser más engañosos: “Irán está listo para resolver temas nucleares”. La acumulación de hechos históricos en esta larga crisis prueba justo lo contrario: El régimen iraní está empeñado en adquirir un arma nuclear y tomará – si le es permitido - una ventaja total en la diplomacia hacia ese fin, incluyendo las conversaciones de esta semana en Bagdad. En verdad, la estrategia iraní de aprovechar la diplomacia para un mayor avance del programa nuclear es una cuestión de política del régimen. Resurgió, una y otra vez, en la crisis, ya sea durante los críticos años formativos (2003-2005), los encuentros en Ginebra (octubre, 2009 y noviembre, 2010), los de Estambul (2011) y las actuales negociaciones. La estrategia de Irán está expresamente orientada al objetivo. El ex Ministro de RREE alemán, Joschke Fischer, enfatizó la convicción entre iraníes “influyentes” que el “status quo puede ser modificado para instalar a Irán como el poder hegemónico en la región”. Debería recordarse que, Irán, seguro de su objetivo desde el principio, tuvo toda la intención de completar su programa nuclear militar bajo el manto de “secreto”. Luego de casi dos décadas de actividad clandestina, su proyecto fracasó cuando un grupo de oposición iraní expuso la actividad nuclear ilícita de Teherán en Natanz y Arak (agosto, 2002). La cuestión principal que los negociadores se preguntaban en el comienzo de la crisis aun sigue vigente: ¿Puede la diplomacia sola persuadir a Irán que los beneficios del cumplimiento de las exigencias internacionales superan a los de los desacatos? Con ese interrogante en mente, tanto en octubre de 2003 como noviembre de 2004, los ministros de RREE de Francia, Alemania y Reino Unido elaboraron acuerdos que, esperaban, pudieran resolver la crisis. Pero, Teherán – en ambas oportunidades- renegó en su cumplimiento de cooperar, por completo, con la Agencia Internacional de Energía Atómica. Que los iraníes aprovecharon los acuerdos para hacer avanzar el programa nuclear podría haberse adivinado: luego lo admitieron, en público. Hassan Rohani expuso, a fines de 2004, la estrategia de Teherán mientras era Secretario del Consejo de Seguridad Nacional de Irán y líder de su portfolio nuclear. En un discurso al parlamento iraní, Rohani- contraparte negociadora de Fischer- admitió que Irán tomó ventaja de esos acuerdos para avanzar en el proceso de enriquecimiento de uranio, montar centrifugadoras y fabricar sus partes. Por entonces, pocos creían que Irán estaba empeñado en desarrollar un arma nuclear. Hoy pocos dudan que no la tengan (consenso apoyado, con firmeza, por las conclusiones de la IAEA, autoridad mundial reconocida en la materia). Para reafirmar este punto, el propio sitio web del líder supremo Ali Khamenei incluyó, hace poco, un link a un artículo justificando la posesión de armas nucleares. El artículo en www.fardanews.com decía: “Si las armas nucleares son un medio para la belicosidad y la intimidación, obtenerlas contra aquellos que la poseen- y su hostilidad está probada-, es necesario. No es imprescindible que las usemos, pero son necesarias por su calidad de disuasión y creación de temor”. Determinado en ocasionar belicosidad y crear temor, el régimen iraní prometió, luego de Estambul, que puede hacerse, sin duda, un trato “muy rápido y simple”, en sus propios términos. Así es el historial de Teherán a través de la crisis nuclear. Beneficiándose de la retrospectiva histórica, aquellos que se preparan para sentarse en la mesa de sus contrapartes iraníes en Bagdad, saben que el motivo principal del régimen es usar la diplomacia para ganar tiempo, aliviar sanciones, ganar legitimidad para su programa de armas nucleares y hacerlo avanzar, aún más. Los representantes de Teherán llegan a Bagdad no a resolver la crisis nuclear sino, más bien, a asegurar su continuidad. Este conocimiento es la fortaleza de la comunidad internacional, el por qué aun tiene la capacidad de frenar el programa militar nuclear iraní a través de medios diplomáticos y otros; a pesar de la determinación de Teherán de adquirir la bomba. Israel podría aun ver que la diplomacia tendrá éxito pero no puede ignorar que el tiempo es crítico y que las centrifugadoras iraníes aún están girando.