miércoles, 30 de octubre de 2019

🤫🤫ACOM desacredita a Quim Torra en su intento de equiparar el sionismo con el independentismo catalán.
👉 Quim Torra no representa las legítimas aspiraciones de ningún pueblo milenario: Cataluña nunca ha sido una nación y siempre ha sido parte intrínseca de España.
👉 El independentismo catalán se sitúa más cerca de los movimientos palestinos por su rechazo a métodos legales y democráticos y su inclinación a la agitación social.
👉 Cualquier tipo de comparación entre Cataluña e Israel es una gran ofensa para los judíos de España.
Las recientes declaraciones de Quim Torra en una televisión israelí en las que muestra su simpatía e identificación con el Estado de Israel no es más que un burdo intento de buscar respaldo internacional para sustentar la falsa narrativa en la que se fundamenta el movimiento independentista catalán. Se trata de la vieja estrategia de asimilar las falsas narrativas a movimientos legítimos de autodeterminación nacional para buscar la equiparación de sus causas y que así el imaginario social adopte automáticamente la legitimidad de su movimiento.
Como todos los movimientos políticos que se constituyen bajo una falsa premisa, en este caso es que Cataluña jamás fue un pueblo diferente del resto de españoles, su inclinación hacia la manipulación de los medios de comunicación y el abuso del adoctrinamiento académico son denominadores comunes. Este tipo de comportamientos vienen determinados por su falta de respeto a los valores democráticos, el pluralismo político y el Estado de Derecho; que recuerdan a los movimientos palestinos que, además, también tratan de internacionalizar el conflicto y chantajear violentamente a la juventud desorientada.
Pero es aún más alarmante cuando quien dice admirar Israel está intrínsecamente relacionado con los más furibundos movimientos antisemitas de Cataluña y uno de los actores más violentamente antiisraelíes de toda Europa. No hay que investigar excesivamente para conocer la conducta racista de Torra y es chocante que sea precisamente un xénofobo reconocido el que hable de tener simpatía alguna por Israel, un país que alberga a muchos de los descendientes de las víctimas de supremacismo en Europa, que es refugio de minorías perseguidas de todo Oriente Medio y ejemplo de protección de los derechos de las diferentes comunidades que coexisten en el Estado Judío.
El problema de Torra es que no representa a ningún pueblo milenario, a ninguna aspiración legítima y ancestral de reconstrucción de una realidad nacional, a ninguna comunidad maltratada hasta el genocidio, ni a ninguna nación reconocida por la ONU y la comunidad internacional. Han construido una falacia que pretenden que se convierta en realidad a fuerza de manipulación, violencia, desprecio a la Constitución y acoso a los que no piensan como ellos.
Torra no es Ben Gurión y su causa es tan fraudulenta e innoble como sus intentos de aproximación a un país que es amigo de España. Israel ya ha dejado claro formalmente que sólo reconoce a una España unida y que no es cómplice de quien quiere destruir nuestra democracia y convivencia social.

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