martes, 29 de octubre de 2019

HIGOS: NO SON FRUTOS, ¿LO SABÍAN?
Un higo no es una fruta cualquiera.
De hecho, no es ni siquiera una fruta.
Estrictamente, los higos son flores invertidas.
Las higueras no florecen de la misma forma que lo hacen otros árboles frutales como los almendros o los cerezos.
Los higos tienen una historia muy curiosa.
En primer lugar técnicamente no son una fruta sino que una infrutescencia (un conjunto de frutos).
Y en segundo que necesitan de una sacrificada avispa para reproducirse, insecto que muere dentro del higo.
En palabras simples los higos son una especie de flores invertidas que florecen dentro de esa gran vaina oscura con tonos rojizos que conocemos como higo.
Cada flor produce un único fruto de cáscara dura y una sola semilla llamado «aquenio».
El higo está formado por múltiples aquenios, qué son los que le dan esa textura crujiente tan característica.
Por lo tanto, cuando nos comemos un higo, nos estamos comiendo cientos de frutos.
Pero lo más sorprendente el proceso de polinización especial que necesitan las flores del higo para reproducirse.
Ellas no pueden depender de que el viento o las abejas les hagan llegar el polen como otros frutos por lo que necesitan una especie conocida como las avispas de los higos.
Estos insectos transportan su material genético y permiten su reproducción.
Por su parte las avispas no podrían vivir sin los higos, porque depositan sus larvas en el interior de la fruta. Esta relación se conoce como simbiosis o mutualismo.
En la actualidad la gran mayoría de los productores de este fruto ya no necesitan del trabajo de las avispas. La mayoría de las variedades de higo de consumo humano son partenogenéticas.
Esto quiere decir que siempre dan fruto en ausencia de polinizador.
Fuente: proceso y medio ambiente.

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