miércoles, 3 de mayo de 2023


Ricarda Klien


Nació el 14 de marzo de 1929 en Varsovia, Polonia. Luego se mudó con sus padres a Cracovia donde estaban sus abuelos, ante el avance de los alemanes decidieron escapar y quedaron encerrados en el gueto de Varsovia. Para Ricarda fue muy duro no empezar el ciclo lectivo. Durante esos años, se refugió en la lectura, sus experiencias las volcó en el cuento “Bolitas de naftalina”, uno de los tantos que escribió. Vivió en plena guerra desde los 10 y hasta los 15 años.
Cuando los nazis empezaron a llevar a los judíos a los guetos la situación empeoró. Crearon más de 400 guetos, las condiciones eran miserables. Ricarda recordaba que “En las calles yo veía hombres, mujeres, niños con un hambre terrible. Me acuerdo que una tarde mi abuelo me dió un trozo de torta para llevar a la casa de mi tía, donde íbamos a tomar la merienda con mis primas. Y en el camino un muchacho agarra el paquetito que yo tenía en las manos. Naturalmente yo me asusté. Me dí vuelta y lo ví al chico, un chico de mi edad, 11 años, y lo ví cómo se comía el pedazo de torta, tan hambriento. Al verlo así, tan hambriento, me puse a llorar y salí corriendo. No se trataba del pedazo de torta por supuesto, sino del hambre de ese chico”
Hasta que en 1942 escapó del lado ario. Se escondió en un departamento y luego tuvieron que esconderse en el subsuelo, junto a más personas. Fueron descubiertos por un oficial alemán. Los llevaron a una iglesia donde los separaban a hombres, mujeres y a niños los mataban directamente. No sabe cómo se salvó. Con su mamá se mantuvo junta pero a su padre lo separaron y se reencontraron luego de la guerra.
Fue enviada a trabajar a una fábrica para hacer hilos de metal para aviones en la ciudad de Dresden, Alemania. Hasta que hubo un bombardeo de la fuerza británica que destruyó la ciudad donde estaban. Las mandaron a juntar los escombros. Era un trabajo sumamente pesado, recordaba que la pala era más grande que ella. Nunca olvidó el hambre y la sed que tuvo.
Cuando finalizó la guerra, se propuso terminar el secundario.
Llegó a la Argentina con 17 años junto con su padre y madre, allí los esperaba un sobrino de su padre. cuando llegaron no sabía ni una sola palabra en español y empezó a trabajar en una biblioteca para aprender el idioma con los libros.
Se recibió de traductora, estudió música y se casó en 1957 con Jacobo, con quien tuvo sus hijos: Roberto y Doris, quienes le dieron cuatro nietos.
No habló nunca hasta que su nieto mayor, Federico le preguntó y de ahí en mas comenzó a contar su historia.
Falleció el 1 febrero del 2020, su hija Doris decide que algo tiene que hacer con todo lo que le dejó su mamá y hoy nos brindará una charla.
Seguinos en Proyecto Voces y conoce más historias de vida.

1

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.