Por cada niño israelí que tiene que vivir en un estado de ansiedad constante, por cada niño que vio a su padre o a su madre salir a luchar por su país, por su futuro, a cada niño que ya no podrá abrazar a su abuelo o a su abuela o a su tío o prima o amiga porque fue secuestrado en una sin razón, y nunca más volvió a ver, ni siquiera por última vez. Por cada uno de esos niños, niñas, recién nacidos, nacidos en estos últimos nueve meses, pido misericordia a HaShem, y que la paz duradera llegue más pronto que tarde.
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