martes, 15 de octubre de 2024

 

Sobre las declaraciones de Pedro Sánchez solicitando a la comunidad internacional la suspensión inmediata del envío de armas a Israel

El presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez, ha solicitado a la comunidad internacional la suspensión inmediata del envío de armas a Israel, escondiendo tras un infantil “sin armas no hay guerra” su verdadero objetivo: que Israel renuncie a su derecho legítimo a defender y proteger a sus ciudadanos de quienes quieren exterminarlos.

¿Por qué Pedro Sánchez tiene esta fijación por Israel? Se traduce simplemente a la necesidad de distraer a la opinión pública local de los escándalos de corrupción de su gobierno, partido y familiares. Sánchez amplifica los clásicos estereotipos y mentiras antisemitas, utilizando la tragedia sufrida por Israel para beneficiar su objetivo interno. Un político sin escrúpulos al que no le importa la legalidad de los medios para lograr sus fines. También necesita Sánchez contentar a su muy radical coalición de gobierno y los inconfesables débitos que pueda tener con la compañía de regímenes tenebrosos que abarcan de Venezuela a Irán pasando por Catar.

Pedro Sánchez ya ha obtenido en el pasado la felicitación (en reiteradas ocasiones), de Hamás, Hezbolá, hutíes y talibanes, lo que determina la catadura moral del personaje. Y ahora, en su alocada huida de los problemas de corrupción que le afectan personalmente, está dispuesto a poner en grave riesgo a las tropas españolas en Líbano, uno de los mayores contingentes de FINUL.

Tras condenar a las tropas españolas al ridículo de convertirse en meros parapetos de los terroristas islamistas a los que en teoría habían ido a desarmar, busca desesperadamente que alguno de ellos vuelva en un ataúd, para su lucimiento y reivindicación personal. Y para seguir creando cortinas de humo tras las que esconder los escándalos que le rodean.

Cueste lo que cueste.

Pero también, más allá del hecho de que Sánchez sea un oportunista provocador que trata de aprovechar cualquier situación para escapar de sus graves problemas internos, presentándose como el líder internacional de la facción propalestina más radical de Europa y encabezando en la UE las posiciones más hostiles a Israel, no hay que menospreciar sus inconfesables deudas con Irán, Qatar e incluso Turquía. Tarde o temprano, eso también se sabrá.

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