miércoles, 19 de marzo de 2025

DEL WSJ

 LA ONU ESTA ESTAFANDO A ESTADOS UNIDOS DE AMERICA EN NEW YORK

Trump debería reabrir el acuerdo de 1947 que localiza su sede. Fue un acuerdo de inmobiliario terrible.
traducida Marcela Lubczanski
Por Eugene Kontorovich
Marzo 14, 2025


La sede de Naciones Unidas en New York, Sept. 13, 2021. Foto: handout/Reuters


El Presidente Trump ha lamentado el Tratado del Canal de Panamá de 1977, el cual cedió territorio estadounidense estratégico. Pero lo que puede ser el peor acuerdo inmobiliario del gobierno federal de todos los tiempos involucró tierra en el patio delantero del Sr. Trump. El Acuerdo de la Sede de Naciones Unidas de 1947 dio a la ONU un dominio de 18 acres libre de impuestos y cuasi territorial con vista al East River en el Centro de Manhattan. La Trump World Tower está justo a otro lado de la Primera Avenida.

Estados Unidos ofreció albergar la recientemente creada ONU después de la Segunda Guerra Mundial en medio de una ola de optimismo acerca de la capacidad de la organización de prevenir guerras futuras. John D. Rockefeller Jr. donó la tierra, y la sede fue construida con un préstamo libre de intereses de Washington que hoy, en dólares, valdría u$s861 millones.

El acuerdo de 1947 dio a la ONU estátus libre de impuestos en una de las propiedades más valiosas del mundo y requirió que Estados Unidos admita dictadores y terroristas en su territorio. A cambio, EE.UU, obtuvo el prestigio de albergar a la organización y garantías que la ONU no caería bajo la influencia soviética. Pero la Guerra Fría terrminó, y la ONU nunca se convirtió en el super policía global de las fantasías de la generación fundadora. Si todavía queda el atractivo snob de albergar la sede, no es lo que fue hace 78 años.

El léxico del acuerdo muestra lo que fue un acuerdo desigual. Aunque el tratado admitía la soberanía de EE.UU. sobre el territorio, insistió en que el "distrito de la sede" estuviera "bajo el control y autoridad" de la ONU, y que fuera "inviolable" por parte de los funcionarios estadounidenses. El artículo 23 del Acuerdo prevé que “la sede de Naciones Unidas no será removida del distrito de la sede a menos que Naciones Unidas así lo decida.” Algunos dicen que esto significa que Estados Unidos no puede desalojar a la ONU.

Pero el acuerdo es un tratado, y la norma predeterminada del derecho internacional es que un tratado, a menos que diga lo contrario, dura hasta que una parte se retira de él. Si EE.UU. cancela el tratado, desaparece el acuerdo entero. Nada en el texto del tratado prohíbe tal retirada. De hecho, la idea de un acuerdo irrevocable no parece haber crecido en lo absoluto en las negociaciones. El Congreso, que al aprobar la ley tenía que aprobar el acuerdo, no dijo nada sobre ser una concesión eterna.

Si bien el tratado se refiere a la sede “permanente” de la ONU, esto simplemente significa "duradera.” Muchos tratados internacionales utilizan el término “permanente” en esta forma, queriendo decir de larga duración, no eterna. La Corte Internacional Permanente de Justicia duró desde 1922 a 1946.

Los burócratas de la ONU que gozan de residencia en Estados Unidos no renunciarán sin una lucha. Ellos probablemente tratarían de lograr que la Corte Internacional de Justicia falle que el acuerdo no puede ser cancelado. La Haya ha entregado constantemente decisiones mal razonadas hostiles hacia EE.UU. Como parte del sistema de la ONU, será solícito con la burocracia de Turtle Bay. Pero si la Corte Internacional de Justicia dice que el tratado no puede ser cancelado, entonces la ley que lo autoriza es casi con seguridad inconstitucional.

En la ley estadounidense, las únicas obligaciones con la permanencia real son las que están en la Constitución. Incluso para ellas, hay un proceso de enmienda. El acuerdo con la ONU fue adoptado a través de la legislación común—no está claro cómo podría ser inmutable por parte de gobiernos subsiguientes electos democráticamente.

Un argumento recurrente contra la desconexión estadounidense de la ONU es que la organización caería bajo el control de China. Esa no es una cuestión con el acuerdo de la sede. No hay razón para pensar que miles de funcionarios de la ONU estarían dispuestos a marcharse a Beijing.

El Sr. Trump dice que quiere recuperar el Canal de Panamá, pero Turtle Bay está más cerca. Cuando su administración revisa la relación de EE.UU. con la ONU y otras organizaciones internacionales, el acuerdo de la sede no debería escapar al escrutinio. Puede haber todavía razones para albergar a la ONU, pero no tiene que ser en los mismos términos que en 1947. Si el Sr. Trump está dispuesto a utilizar la cancelación del acuerdo como influencia, puede obtener un acuerdo mucho mejor tanto para New York como para Estados Unidos.

El Sr. Kontorovich es un miembro investigador principal en la Heritage Foundation y profesor en la Escuela de Derecho Scalia de la Universidad George Mason.

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