No hay más tiempo para los secuestrados.
Amit Soussana (40) fue llevada a Gaza desde el kibutz Kfar Aza. “La casa estaba llena de terroristas. Tenía miedo de que me asesinaran. Estaba atada con dos candados a una cadena de hierro. Tras repetidos comentarios sobre sexo y miradas, fue violentamente atacada sexualmente a punta de pistola. El jefe era un psicópata. “Un día mientras me pegaba con su pistola en la nuca, le escuché decir en árabe: ‘Me da igual. Voy a matarla...’”, agregó.
También contó que la hija pequeña de uno de los terroristas había sido tratada de cáncer en el Hospital Hadassah de Jerusalem.
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