Más allá de los estereotipos, los judíos en Mallorca (y Sefarad) fueron pilares económicos: médicos, traductores, artesanos, prestamistas, comerciantes que conectaban la isla con el Mediterráneo.
Su autonomía económica y sus redes comerciales fueron vitales, a menudo generando riqueza para la sociedad, pero también envidia y persecución.
Su labor demuestra como la organización comunitaria y la especialización podían crear prosperidad, incluso bajo sistemas opresivos, hasta que la intolerancia destruyó esa base.
Juderias de Europa

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