Como infiltré el régimen de Teherán y conocí al ayatola
La travesía de una mujer judía dentro del estado terrorista iraní
Febrero 16, del 2023
traducida por Marcela Lubczanski

El coche sin distintivos y con vidrios polarizados llegó a recoger a Catherine Perez-Shakdam de su hotel en Teherán a última hora de la tarde.
Vestida de pies a cabeza con hijab y abaya, ella fue dirigida a los asientos traseros entre dos miembros femeninos del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica (CGRI).
Ella estaba siendo llevada para reunirse con el solitario líder supremo de Irán, el ayatola Ali Khamenei. Pero ella albergaba un secreto peligroso. Sin que sus acompañantes lo supieran, ella era una judía francesa.
A pesar de esto, en ese viaje, en febrero del 2017, ella ya había conocido a muchos altos funcionarios del régimen, y le fue contado un plan secreto del CGRI para “mapear” a figuras judías claves en todo el mundo para los escuadrones de la muerte de Irán.
“La idea era identificar a todas las ONGs prominentes dirigidas por judíos, quién estaba haciendo qué en cada sector empresario, los rabinos importantes," contó Perez-Shakdam, de 41 años de edad al JC. “Ellos querían descubrir su influencia y donde vivían con sus familias a fin de atacarlos.
“Querían tener un mejor entendimiento para saber cómo atacar y donde, para que si Israel osaba alguna vez atacar Irán, la diáspora tendría una sorpresa muy espantosa."
Más tarde ella estaba en camino a reunirse con el mismo ayatola Khamenei.
“Yo estaba nerviosa,” recordó. “Pensaba que era mejor no tratar de mirar donde estábamos yendo."
La reunión era parte de una odisea encubierta a través del corazón del régimen iraní en la cual la madre de dos niños era llevada en la confianza de los más altos niveles de la dictadura teocrática de Irán.
Las fotos la muestran sonriendo al lado de Ebrahim Raisi — ahora el presidente de línea dura de Irán — y del fallecido Nader Talebzadeh, el cineasta propagandista llamado “el Goebbels de Irán”.
Ella fue retratada también junto al ruso Aleksandr Dugin, un asesor clave del Presidente Putin, y con la hija del famoso Mayor General Qasem Soleimani, el cabecilla terrorista asesinado por un ataque con dron estadounidense en el año 2020, a quien ella también conoció en un viaje posterior a la región.
A pesar de los enormes riesgos, por no mencionar la amenaza potencial para el bienestar de sus hijos entonces en edad escolar, ella se sintió obligada a aprovechar la oportunidad de codearse con algunos de los peores enemigos del Occidente.
Un matrimonio fallido con un musulmán yemenita en el año 2000 – durante el cual ella había enfrentado antisemitismo feroz de los parientes de su esposo – la había dejado con oportunidades de forjar conexiones pro-iraníes.
Ella había hecho publicaciones en blogs y análisis meso-orientales que habían atraído la atención de los ayatolas y llevaron a una invitación a Teherán.
Así fue como ella se encontró a punto de reunirse con el ayatola Khamenei. “Ingresamos a un patio con árboles," recuerda ella. "Fui llevada a una sala de estar. Había una alfombra, y tapetes sobre la alfombra, con fotos de Khomeini y Khamenei.
“Yo había esperado algo presidencial, pero esto era humilde. Había sillones estilo árabe y almohadones sobre el piso. Me sirvieron té dulce en un vaso con un palillo para revolver cubierto en cristales de azúcar de azafrán y nueces para picar.
“Hubo una conmoción en torno a la puerta y entró Khamenei. El me dijo a través de un intérprete que me siente en el piso. El se sentó en una silla. Yo había sido advertida de no hacer contacto visual, y no hablar a menos que él me hiciera una pregunta.
“Khamenei pasó algunos minutos charlando," dijo ella. “Luego comenzó a hablar sobre el Final de los Días, cómo él sería el que anunciaría el retorno del Mahdi [el líder mítico que anunciará el apocalipsis].
“Su voz era calma, aguda. El habló sobre esta gran guerra que tendría lugar, y cómo al-Aqsa tenía que ser liberada para que el Mahdi regrese para salvar a la humanidad. El habló sobre las guerras que estaba librando Irán en Yemen y Siria y cómo él tenía una misión divina.
“El estuvo básicamente tratando de justificar los crímenes contra la humanidad, diciendo que tenías que dañar a los enemigos de Dios, quienes no deberían ser vistos como seres humanos.
“El dijo que matar a los inocentes estaba bien, porque no eran realmente inocentes.
“Un error que cometimos es asumir que a él le importa su país. No le importa. El lo verá incendiarse literalmente si eso significa que el Islam triunfará.”
Ella dijo que Khamenei parecía asustado sólo de una cosa — un ataque israelí. “El cree en las amenazas de Netanyahu y sabe que, por ahora, Israel es superior militarmente. Y siente que el régimen iraní no puede soportar una derrota."
Después de media hora, dijo ella, el líder iraní se levantó abruptamente y se fue. “Después, sentí como si hubiese tenido una experiencia extracorpórea. Yo estaba atrás en el coche y pensando para mí misma: ¿Qué c... acaba de suceder?”
El encuentro la dejó con una sensación persistente de la amenaza iraní. La ideología expresada por Khamenei, Soleimani y Raisi era, dijo ella, precisamente tan aterradora como el Mein Kampf de Hitler.
"Si somos serios acerca de combatir el terrorismo y el radicalismo islámicos, y defendemos el estado de derecho, tenemos que proscribir al CGRI,” dijo ella. “Sabemos ahora que Churchill tenía razón y enfrentar a los nazis mucho antes habría salvado muchas vidas.”
Regresando de uno de sus viajes, ella dijo que fue llevada a un lado en el aeropuerto y fue interrogada por un funcionario de la Oficina del Interior y más tarde volvió a contactarlos.
“Yo quería que la perspectiva que había obtenido fuera usada,” dijo ella. “No era que yo tenía alguna información específica que cambiaría el juego. Pero entendía la ideología y cómo ellos preparaban a la gente que pensaban que podían utilizar.”
Perez-Shakdam adjudica su valentía a su abuelo, quien, dijo ella, luchó con la Resistencia francesa.
Ella fue criada en un hogar judío laico cerca de Versalles donde su padre era un empleado público de alto rango. Su madre, una maestra, murió cuando ella era una niña.
En el año 2000, ella se mudó a Londres para estudiar en la Escuela de Economía de Londres y conoció a Faris, un musulmán yemenita. Ellos se casaron poco antes que ella cumpliera 19 años de edad y, después de graduarse, se mudaron a la capital de Yemen, Sanaa. “Fue un gran choque cultural, como vivir en la Edad Media," contó ella.
La pareja tuvo un hijo y una hija, pero el casamiento no duró, en parte, dijo ella, debido al antisemitismo que experimentó de la familia y amigos de su esposo.
Ella nunca se convirtió al Islam, dijo, sino que sólo "lo acompañó" para permitir que su familia política mantenga una pretensión de respetabilidad.
No obstante, aun después de mudarse nuevamente a Londres en el 2012, ella todavía se sentía atraída hacia la cultura meso-oriental.
“Yo sentía que había algo bello y tolerante acerca de éI, lo que estaba siendo pervertido por los radicales islamistas,” dijo ella.
Ella ya había empezado a escribir en inglés para medios de comunicación yemenitas y continuó esto en Londres. El régimen de Teherán, fuertemente comprometido con el combate de los rebeldes hutíes en Yemen, estaba leyendo ávidamente sus artículos.
“Yo era crítica de la intervención occidental en la región y de los sauditas, y esto atrajo su atención.
“También llamé la atención de personas en Líbano y se me pidió contribuir con una estación de televisión chií cercana a Hezbola," dijo.
Fue esto lo que llevaría a su audiencia con el ayatola. “El régimen tenía los ojos puestos en personas a las que pensaban que podrían utilizar, personas cuyas ideas parecían lo suficientemente cercanas a las suyas," recordó.
“Ellos no estaban seguros acerca de mí al principio. No tenían idea que yo era judía. Pero finalmente decidieron que yo sería una persona perfecta para transmitir su perspectiva, para ganar nuevos reclutas para su causa."
Ella desecidió, dijo, "jugar su juego, acompañarlo”.
“Yo pensaba que infiltrar al régimen daría un propósito a mi vida. Con mi casamiento, me había equivocado, y esta era una forma de expiación. Yo quería entender el radicalismo chií, descubrir cómo pensaban, cómo trabajaban. Cuanto más me adentraba, más me daba cuenta de lo malo que era.”
Ella empezó a contribuir con la estación de televisión estatal rusa RT. Esto, dijo ella, fue otra razón por la que los iraníes la valoraron.
“En sus mentes, si podías pasar la prueba de Rusia, eras buena,” dijo ella. Enseguida se le pidió escribir artículos de opinión y entrevistas para agencias noticiosas iraníes que eran cercanas al CGRI.
Entonces llegó el punto de inflexión, una invitación a asistir a una conferencia en Teherán en febrero del 2017 llamada Nuevos Horizontes por su fundador, Talebzadeh.
Cuando llegué a Teherán, no sabía quien era Talebzadeh,” dijo. “Pero él sabía exactamente quien era yo. Su esposa era amorosa y hablaba perfecto inglés. Fue un proceso de seducción. Después me di cuenta que él era el Goebbels del régimen, increíblemente cercano tanto a Khamenei como al CGRI."
Khamenei inició la conferencia con un discurso describiendo a Israel como un “tumor canceroso”. Soleimani estaba allí, junto con el líder de Hamas, Ismail Haniyeh, agentes de alto rango de Hezbola, Dugin, el asesor de Putin, el futuro presidente Raisi y docenas de "antiimperialistas" occidentales de extrema izquierda y derecha, incluidos algunos del Reino Unido.
Su primera reunión con agentes del CGRI vestidos de traje negro llegó durante el café dentro de la sala de conferencias. Esto fue seguido por una invitación a un lugar para fumar shisha.
“Según las normas iraníes, los miembros del CGRI visten bien,” dijo. “Una vez que logras conocer al régimen, puedes olerlos. Nadie tiene que decirte quienes son.
“Yo empecé a hablar con entusiasmo sobre el ayatola Khomeini, diciendo que había leído sus libros. Ellos adoraban eso. Me preguntaron a quien me gustaría más conocer, y dije a Khamenei."
De regreso en la conferencia, Talebzadeh le pidió que asista a un taller especial que era sólo por invitación, para discutir el plan para "mapear" a la diáspora judía.
“El dijo que todos los judíos son realmente sionistas, incluso los que dicen no serlo, así que tienen que ser tomados como blanco, y finalmente destruidos. Fue muy claro que él estaba hablando de asesinar judíos,” dijo Perez-Shakdam.
“Le pregunté, ‘cuando hablas de tomar como blanco y ataques, ¿qué quieres decir?’ Y la respuesta fue llana: ‘matar gente’.
“De la forma en que ellos lo veían, matar judíos facilitaría disuadir a Israel de atacar Irán, o si lo hacía, haría que los judíos paguen el precio."
Esto reitera las afirmaciones de los funcionarios de inteligencia israelíes después de la eliminación del coronel Hassan Sayyad Khodaei del CGRI que él había estado coordinando conspiraciones para atacar objetivos judíos en el mundo.
Perez-Shakdam dijo que ella hizo varios viajes adicionales a Irán en el año 2017, todos facilitados por Talebzadeh.
En mayo, ella cubrió las elecciones de Irán para RT y entrevistó a Raisi, quien entonces estaba haciendo su primera candidatura, infructuosa, para la presidencia.
“Todas las preguntas fueron revisadas por su oficina,” dijo ella. La entrevista tuvo lugar cerca de la costa del Mar Caspio y, en el camino de regreso a Teherán a bordo del avión de campaña de Raisi, ella dijo que fue convocada para una audiencia adicional con él.“
Ahí fue donde tuvo lugar la verdadera conversación,” dijo ella.
Sus respuestas durante la entrevista habían sido blandas. Pero en privado, él se cuidó menos. “Me dijo que no le importaba si Irán iba a la guerra cuando él se volviera presidente," dijo ella. “Como Khamenei, él dijo: ‘No me importa si Irán arde en tanto nuestro proyecto tenga éxito.' El dijo que se pondría fin a la influencia de los sionistas."
En octubre ella recibió otra convocatoria. Ella se reunió con Talebzadeh en Najaf, Irak, a 100 millas al sur de Bagdad, y fue llevada a una casa particular para cenar. Algún tiempo más tarde llegó Soleimani. "Lo encontré muy temible,” dijo ella. “A diferencia de Khamenei, él hizo contacto visual intenso, clavándome la mirada, coomo si estuviera intentando leer mi alma. El tenía apodos para todos y se reía mucho.
“Dijo que había estado tratando de dar a los estadounidenses información sobre el paradero de [el fallecido líder del Estado Islámico] Abu Bakr al-Baghdadi, pero ellos no actuaron.” Enseguida después, hacia el final del año, llegó su viaje final a Irán. "Fui detenida en el aeropuerto e interrogada agresivamente," dijo ella.
“Sentí que de alguna manera ellos sabían quien era yo: una judía. Les dije que llamen a Nader y ellos me permitieron ingresar.
“Pero cuando regresé a Inglaterra, escuché que alguien estaba diciendo a la gente que yo era judía. Pensé que se estaban acercando mucho."
Por un largo tiempo ella no dijo nada, trabajando como analista de Medio Oriente y miembro investigadora en la think tank Henry Jackson Society. Pero en abril, ella se reveló, escribiendo un blog sobre sus experiencias. Ahora planea escribir un libro. "Sentí que había llegado el momento," dijo.
Los medios noticiosos pro-régimen la denunciaron como una agente israelí, lo que ella niega de forma vehemente.


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