martes, 22 de mayo de 2012

SILENCIO OLIMPICO

La masacre de Munich debe ser conmemorada no principalmente como una tragedia israeli, sino como una tragedia "dentro de la familia de las naciones", como destaco Ayalon. El 5 de septiembre de 1972, ocho terroristas palestinos se vistieron con trajes de entrenamiento y cargando bolsos de lona con rifles y pistolas de mano irrumpieron en un dormitorio en la villa olimpica de Munich, con la ayuda involuntaria de atletas americanos. Usando llaves robadas, ellos encontraron su camino dentro del dormitorio donde los atletas y entrenadores israelies estaban durmiendo y los tomaron como rehenes. En una lucha que dejo a uno de los terroristas golpeado e inconsciente, dos de los israelies fueron abatidos y asesinados. Usando a los nueve rehenes restantes, los secuestradores intentaron asustar a Israel para que liberara a 200 terroristas palestinos. Israel se nego a negociar, y siguio un punto muerto durante unas 20 horas. En un intento, echado a perder, por parte de las autoridades de seguridad alemanas para liberar a los israelies, todos los rehenes fueron asesinados. El horror de esa accion asesina fue amplificado por el hecho que los terroristas explotaron despiadadamente una atmosfera de hermandad mutua y paz entre las naciones que esta en el corazon de los Juegos Olimpicos. El mundo esta ahora preparandose para otra Olimpiada. Funcionarios israelies y dos miembros del Congreso americano, actuando en nombre de dos viudas de las victimas de asesinato de Munich, hicieron un pedido simple y humano: que cuando las naciones del mundo desciendan en Londres en julio, los atletas y las multitudes que aplauden hagan una pausa para un minuto de silencio. Solo por un minuto. Pero el Comite Olimpico Internacional dijo que no. La decision no fue sorprendente. El COI ha rechazado cruelmente pedidos previos hechos por Ankie Spitzer, viuda del entrenador de esgrima Andrei Spitzer, e Ilana Romano, viuda del levantador de pesas Yossef Romano. No obstante, hubo esperanzas que esta vez seria diferente. Este año marca un tiempo especialmente oportuno para corregir los errores del pasado: Es el 40º aniversario de la masacre. Y esta vez, el Viceministro del Exterior Danny Ayalon emitio un pedido oficial al presidente del COI, Jacques Rogge. A la misiva de Ayalon se le unieron cartas de dos miembros del Congreso de EEUU, Eliot Engel y Nita Lowey, democratas de New York. Pero no iba a ser. En su respuesta a Ayalon enviada la semana pasada, Rogge rechazo el pedido. Pero el dijo que planeaba asistir a una recepcion en el Ayuntamiento de Londres organizada por el Comite Olimpico de Israel en recuerdo de las victimas. “Nosotros simpatizamos firmemente con las familias de las victimas y comprendemos su dolor duradero,” dijo en su carta Rogge, agregando: “Lo que sucedio en Munich en 1972 fortalecio la determinacion del Movimiento Olimpico de contribuir mas que nunca a crear un mundo pacifico y mejor educando a los jovenes a traves del deporte practicado sin discriminacion de cualquier tipo y en el espiritu olimpico. “Puede estar seguro que, dentro de la familia olimpica, el recuerdo de las victimas de la terrible masacre en Munich en 1972 nunca se desvanecera.” Aun cuando puede o no ser cierto que el recuerdo de los 11 de Munich permanecera vivido "dentro de la familia olimpica", observar un minuto de silencio en los proximos Juegos Olimpicos y en los que seguiran seria un largo camino hacia asegurar que ellos continuen siendo recordados fuera de "la familia olimpica" tambien. En cualquier caso, un momento de silencio no parece ser demasiado pedir, especialmente considerando la brutalidad de los asesinatos y el hecho que las victimas fueron asesinadas no en las calles de Jerusalem o Tel Aviv sino mas bien dentro de la villa olimpica como participantes en los Juegos. La masacre de Munich debe ser conmemorada no principalmente como una tragedia israeli, sino como una tragedia "dentro de la familia de las naciones", como destaco Ayalon. Rogge perdio una oportunidad y se aseguro la medalla de oro a la insensibilidad. Pero su falta no debe disminuir en forma alguna el legado de los 11 de Munich.