jueves, 2 de marzo de 2017

Daniel Karpuj
¡SHABAT SHALOM!
EL ARTE DE LA FELICIDAD
La felicidad no es algo que “te suceda”.
Jamás deriva de un factor externo.
Ni tampoco depende de algo o de alguien.
Ni de un buen trabajo, ni de una linda casa, ni de otra persona.
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La felicidad que todos buscamos comienza y termina en cada uno de nosotros.
Primero en saber “quiénes realmente somos”, y luego “en ejercer lo que somos”.
Porque la felicidad es lograr ser uno mismo en la máxima expresión.
Y si no sabes quién eres, ¿cómo podrías ejercerte a ti mismo?
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El pájaro, es él mismo; el gato, es él mismo; el manzano, es él mismo.
Nadie se le ocurriría a un pájaro “proponerle” o “aconsejarle” que es mejor y más conveniente para él, comportarse como una tortuga.
La única creatura capaz de “no ser él mismo” o “de ser a medias”, es el ser humano.
Es la condición del libre albedrío
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Conocerte a ti mismo no es conocer tu “personalidad”, tus “tendencias”, tus “gustos”, sino tu “esencia”.
Tu forma propia, y la que te torna único e irremplazable.
Es lo único que explica el por qué el mundo te necesita y no puede sin ti.
Es tu sello sagrado de nacimiento.
Es clarificar, de una vez por todas, qué haces en este mundo.
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Y si no te atreves a dar ese salto mortal hacia ti mismo, tampoco pretendas ser feliz.
Puedes reírte, pasarla bien, estar contento, y satisfecho.
Pero la plenitud, que es la que únicamente otorga la felicidad interior, te estará vedada por el resto de tus días.
No permitas que nadie te aparte de tu eje: ni tu pareja, ni tus amigos, ni tu jefe.
Porque el que realmente te quiere, el que afirma que te ama, lo único que desea es que seas tú, con tu máximo brillo.
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Saber quién eres y ejercerte, es el primer y máximo Mandato.
No hacerlo, es la máxima transgresión imaginable.
Porque “no matar” también incluye el no matarte a ti mismo.
Aunque permanezcas con vida.

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