 | El 7 de septiembre de 1943, en una de las muchas y desgarradoras escenas que dejó el Holocausto, una joven que aún no había cumplido los treinta años lanzó al aire una tarjeta postal desde el vagón del tren que debía llevarla al campo de concentración de Auschwitz. En ella, Etty Hillesum escribía a su amiga Christine van Nooten, que se había quedado en Ámsterdam: «Me esperareis, ¿verdad?». Aquella frase inocente encerraba una súplica que era, en realidad, el deseo de vivir, por mucho que su destino fuera la muerte segura. Etty falleció el 30 de noviembre de aquel año, dos meses después de llegar a Auschwitz, pero tuvo tiempo de dejar escrito un «Diario» extraordinario y revelador, aunque no tan famoso como el que alumbró su compatriota Ana Frank. |
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