domingo, 3 de marzo de 2019

el Aviv, más vibrante que nunca
David Mandel
Mi Enfoque #707, marzo 1, 2019
¡Cuán hermosas son tus tiendas, Jacob!
¡Qué bello es tu campamento, Israel!
(Alabanza de Balaam en Números 24:5)
Escribir acerca de Tel Aviv me causa a mí el mismo problema que contemplar el campamento de los israelitas le causó al profeta Balaam: ¿Cómo contener mi entusiasta admiración? ¿Cómo ser objetivo e imparcial si no puedo controlar mis elogios?
Tel Aviv es el Nueva York de Israel, es el Miami de Israel, es el París de Israel. Su largo malecón, que bordea soleadas playas de arena dorada en el Mar Mediterráneo, es tan o más bello que el de Río de Janeiro. En Tel Aviv restos arqueológicos, de una antigüedad de más de 3,500 años, se encuentran a poca distancia de modernísimos rascacielos.
Las 1,500 casas de la arquitectura Bauhaus que hay en Tel Aviv (más que en cualquier otra ciudad del mundo) le han merecido que la UNESCO la designe como Patrimonio Cultural de la Humanidad.
La ciudad propiamente dicha tiene 420,000 habitantes, pero es el centro de una zona metropolitana con más de cuatro millones de habitantes.
Tel Aviv es un impresionante centro cultural con excelentes universidades, y docenas de teatros, salas de concierto y museos. Sus restaurantes y cafés son de categoría internacional. Sus hospitales están entre los mejores del mundo.
Su actividad económica, (grandes centros comerciales y tiendas de lujo), e industrial (principalmente de alta tecnología) hacen de Tel Aviv una de las principales ciudades del Medio Oriente.
Su población, en su mayoría tolerante y liberal, le ha ganado el título de capital mundial de los gay, desplazando a San Francisco. Y no olvidemos sus playas espectaculares.
Cumpliendo con mi deseo de ser lo más objetivo posible, debo advertir a los turistas potenciales que Tel Aviv es la ciudad más cara del Medio Oriente, y la décimo sexta ciudad más cara en el mundo. Casi tan cara como Nueva York.
Créanme, vale la pena visitar Tel Aviv, ir a uno de sus numerosos museos de arte o de historia durante el día, pasear por el malecón, o visitar el antiguo puerto, hoy centro de restaurantes y de cafés. Y en la noche disfrutar de sus excelentes restaurantes, teatros o de su maravillosa ópera.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.