martes, 29 de agosto de 2023

 

Golda Meir y David Ben-Gurion, una «extraña pareja» de próceres.
En medio del renovado interés por la ex primera ministra que desató el estreno de la película "Golda", una mirada a los complejos lazos entre dos de las más grandes figuras contemporáneas de la historia israelí y judía
El lanzamiento de la pelicula sobre la vida de la recordada ex primera ministra de Israel, a quien encarnó la actriz británica Helen Mirren, renovó el interés por Golda Meir, incluyendo su relación con el prócer máximo del país, David Ben-Gurion.
Golda ya empezó su recorrido por los cines del mundo, con reseñas mixtas pero una elogiada actuación de Mirren, quien rescató los más profundo matices de la actuación de Meir en la época de la Guerra de Iom Kipur, uno de los momentos más delicados de la vida del país.
Entre los muchísimos artículos sobre Golda generados por el estreno del filme, una nota en el blog de los investigadores de la Biblioteca Nacional de Israel, apuntó sobre la relación de la mujer nacida en Kiev en 1898, con el político que había llegado de la Polonia bajo control imperial ruso.
Meir y Ben-Gurion «formaron una amistad delicada y significativa, que terminó repentinamente debido a un desagradable escándalo político», recordó el artículo, preparado por Miryam Zakheim.
Después de años de distanciamiento, hacia el final de su vida, Ben-Gurion intentó reconciliarse.
Curiosamente, el primer encuentro entre ambos, no se registró en la Tierra de Israel, sino en Estados Unidos, más precisamente en Milwaukee, Wisconsin, en 1917.
«Ella era socialista y sionista, llena de juventud y pasión, y él era un exiliado» que había llegado a Estados Unidos desde Jerusalén «después de que los turcos expulsaran a cualquiera que tuviera un vínculo destacado con el movimiento sionista», recordó Zakheim.
La visita de Ben-Gurion a Milwaukee duró sólo un día, pero fue una jornada muy importante para los judíos locales, para quienes los jóvenes sionistas de la Palestina bajo los turcos «debieron parecer mensajeros de otro mundo».
En Estados Unidos, el encuentro fue en medio de una actividad social con muchos invitados, y se supone que, como mucho, se habrán saludado.
La primera reunión propiamente dicha, ocurrió en 1921 en Tel Aviv, adonde Golda había llegado junto a su esposo y su hermana.
Hacia fines de ese año, Meir fue una de las invitadas a uno de los mitines políticos que se hacían en la residencia de Ben-Gurion en la calle Lilienblum.
La joven activista estaba empezando a abrirse camino político en su nueva tierra, y todavía no dominaba el hebreo.
«Entendí muy poco de lo que dijo» Ben-Gurion durante aquel encuentro, recordaría Golda más adelante. «Pero me impresionó mucho esta persona y como la gente lo escuchaba», describió.
Desde aquel momento, sus carreras se desarrollaron por separado, pero se cruzaron en muchos momentos. Hasta que en 1930, se creó la coalición de izquierda democrática Mapai, precursor de lo que luego sería el partido dominante de la política israelí por décadas, el Laborista (HaAvodá).
El 14 de mayo de 1948 ambos firmaron la Declaracion de Independencia. Ben-Gurion fue el personaje central de esa historia, y Golda una de las dos unicas mujeres judías cuyas firmas se pueden encontrar en ese documento histórico.
Ese mismo día, sigue el artículo, Golda viajó a Estados Unidos a recaudar fondos, a pedido de Ben-Gurion, «aunque lo último que deseaba era estar fuera del país durante ese agitado período».
«Ella creía incondicionalmente en él y en sus decisiones, y fue ministra en sus (muchos) gobiernos. Incluso si no estaban de acuerdo en esto o aquello, ella solía decir que ‘en cuanto a los grandes objetivos, en el camino que teníamos que tomar, él siempre tenía razón'».
Esa relación única entre los dos se mantuvo hasta la década del ’60, cuando los separó el Affair Lavon, la crisis política que comenzó con el fracaso de unas operaciones de inteligencia en Egipto, y dividió al liderazgo del Mapai, llevando eventualmente al final de la carrera política de Ben-Gurion.
Golda, en unas declaraciones rescatadas por el artículo, dijo que se trató de una «disputa miserable y trágica que no tenía por qué ocurrir», pero -señaló Zakheim- esas palabras «no bastan para describir su gran dolor por la ruptura, que consideraba un desastre personal».
«Después de décadas de estrecha relación y amistad, en las que (Ben-Gurion) influyó profundamente en su pensamiento político y activismo -escribió la investigadora de la BNI-, separarse de él e incluso verlo como si estuviera en el ‘campo enemigo’ era insoportable».
De hecho, cuando el padre fundador del Estado judío moderno celebró su cumpleaños número 80, Golda «no asistió al evento, y él quedó profundamente herido».
Y, si bien Golda «nunca dejó de apreciarlo», y a menudo se refería a Ben-Gurion como «el judío más grande de nuestra generación», la reconciliación después de la pelea partidaria era difícil «y sólo se produjo años después», señala la nota.
En 1970, cuando ya era primera ministra, Meir le pidió a Ben-Gurion que representara al gobierno israelí en París, en el funeral público de Charles de Gaulle.
«Pero el verdadero gesto de reconciliación -destacó la investigadora- vino de parte de Ben-Gurion, un año después».
En septiembre de 1971, el prócer viajó desde Tel Aviv al kibutz Revivim, para participar en la celebración del aniversario 50 de la llegada de Golda a la Tierra de Israel.
Golda Meir «quedó profundamente impresionada por su sola presencia, pero también recibió un regalo»: una copia que Ben-Gurion conservaba de un telegrama que ella le envió desde Estados Unidos con motivo de su 75o cumpleaños.
«Ninguna disputa que hubo o que habrá entre nosotros -decía el texto del telegrama- borrará mi reconocimiento de que tuve el privilegio excepcional de trabajar con un hombre que era más responsable que nadie de lo que tenemos», es decir, el estado de Israel.
Ben-Gurion falleció el 1 de diciembre de 1973, a los 87 años, pocas semanas después de la Guerra de Iom Kipur, en la época en que se desarrolla la película sobre Golda Meir protagonizada por Helen Mirren.
Diez días después, Golda habló ante la Knesset para recordar a su viejo amigo. Entre ambos, compartió, «hubo mucha amistad, hubo un breve período de amargura y doy gracias a Dios que en los últimos años hubo una reconciliación absoluta, completa»..
«Y entre todas las cosas grabadas en mi corazón a favor de Ben-Gurion, quizás una de las más significativas -completó Golda-, fue que después de la amarga rivalidad, ambos ganamos una amistad renovada y maravillosa».
F: Israel Economico.

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