martes, 29 de agosto de 2023

 LA ALEGRIA ES UNA OBLIGACION RELIGIOSA.

La mayoría de los judíos todavía piensan que el ayuno es más importante que la festividad.
Sin embargo, el Talmud sugiere que en el mundo venidero, una persona será juzgada por cada placer legítimo al que haya renunciado en esta vida.

El nazareno, la persona que renunció a los placeres del vino y la vida familiar para dedicarse por completo a Dios, fue llamado pecador, pues renunció a las alegrías del vino cuando la Torá no lo requería.
La felicidad en el judaísmo y el pensamiento judío se consideran de un valor importante, especialmente en el contexto del servicio a Dios.
Varias enseñanzas judías enfatizan la importancia de la alegría, y demuestran métodos para alcanzar la felicidad.

Aristóteles dijo: "La felicidad es el objetivo final al que todos los humanos aspiran"."La felicidad es el objetivo final al que todos los humanos aspiran".
Pero en el judaísmo no es necesariamente así. La felicidad es invaluable.
“Ashrei”, es la palabra hebrea más cercana a la felicidad, y es la primera palabra en el libro de los Salmos.
Rezamos la oración conocida como "Ashrei", tres veces al día, pero esta oracion no constituye el valor central de la Biblia hebrea.
Es la palabra "simjá", alegría, la que representa uno de los temas fundamentales de Deuteronomio como libro.
La raíz s-m-ch (de simja), aparece solo una vez en Génesis, Éxodo, Levítico y Números, pero no menos de doce veces en Deuteronomio.
Está en el corazón de la visión mosaica de la vida en la tierra de Israel. Aquí es donde servimos a Dios con alegría.
El rabino Jonathan Sacks z'l escribió:
"Los judíos conocieron el sufrimiento, el aislamiento, las dificultades y el rechazo, pero nunca les faltó el coraje religioso para regocijarse.
Un pueblo que puede conocer la inseguridad y, sin embargo, sentir alegría, es aquel que nunca puede ser derrotado, porque su espíritu nunca puede ser quebrantado, o su esperanza destruida".


Muchos judíos que observan solo un día festivo al año, eligen Yom Kipur, (El Dia del Perdon), un día de gran privación, ya que no se les permite comer, beber, lavarse y tener relaciones sexuales.
Además, Yom Kipur es un día de autocrítica, de confesión repetida de pecados, e incluso un día de Yizkor, en el que los recuerdos de los seres queridos fallecidos suelen salir a la superficie.

Dado que todo esto no es divertido en absoluto, presumiblemente los observadores de estos días sienten que toda esta angustia hace de este el día más sagrado del año.

En el Talmud, una de las principales fuentes de la ley judía tradicional (Halajá), la felicidad y la tristeza están asociadas con meses específicos del calendario judío.
El objetivo es aumentar la felicidad durante el mes de Adar, y disminuir la felicidad durante el mes de Av.
Sin embargo, tanto en el trabajo legal principal de Maimónides, como en el Código de la Ley Judía del rabino Yosef Karo, se menciona la disminución de la alegría durante Av, mientras que se omite el aumento durante Adar.

Algunos comentarios atribuyen esta omisión al hecho de que la felicidad no tiene pautas concretas, y depende de la naturaleza de cada individuo, y que los actos de dolor y duelo, cuando lo exige la ley, requieren especificación y delimitación.
Y aunque la felicidad durante Adar no se menciona en los Códigos principales, se menciona en el Magen Avraham, uno de los principales comentarios publicados junto con el trabajo de Karo escrito por Rabí Avraham Gombiner.

Hay una costumbre judía de colgar una placa en la casa donde está escrito "Cuando venga Adar, aumenta la felicidad.
Algunos tienen la costumbre de colocar este letrero para cubrir la parte habitual de una pared que queda sin terminar, sirviendo al recuerdo de la destrucción del Templo en Jerusalén.
Una vez más, según Maimonides, la felicidad es un elemento esencial en la realización de los rituales judíos.
Maimónides declara en su Código, que el cumplimiento de todos los mandamientos debe ir acompañado de una abundancia de alegría.

Nunca viviremos para ver los resultados a largo plazo de nuestros esfuerzos. Moisés no guió al pueblo a la Tierra Prometida.
Sus hijos no lo siguieron en grandeza.
Incluso él, el más grande de los profetas, no podría haber predicho que siempre sería recordado como el líder más grande que el pueblo judío haya tenido.

Van Gogh vendió sólo una pintura en su vida.
No podría haber imaginado que eventualmente sería aclamado como uno de los más grandes pintores de los tiempos modernos.
No sabemos qué harán nuestros herederos con lo que les dejemos.
No podemos saber como, o si seremos recordados.


Entonces, ¿de que manera debemos encontrarle sentido a la vida?
La tradición dice que podemos encontrarlo, no en la felicidad, sino en la alegría, porque la alegría no vive en los pensamientos del mañana, sino en la aceptación agradecida y la celebración de hoy.
El Zóhar, un texto central en la Cabalá, declara que para que el servicio del hombre a Dios sea completo, debe completarse de una manera gozosa.
También señala que la palabra hebrea para "en felicidad", contiene las mismas letras que la palabra hebrea para "pensamiento".
Esto significa que la clave de la felicidad se encuentra a través de nuestras mentes, entrenándonos para eliminar cualquier pensamiento negativo que nos impida experimentar la felicidad.
El cabalista rabino Elazar ben Moshe Azikri declaró: "Aunque una persona este deprimida, debe estar alegre en el momento del Servicio Divino. Esto se aplica a todo servicio a Dios, y mucho más al servicio de la oración, que se llama el 'servicio del corazón'".
Se cree que el rabino Itzjak Luria, el Arizal, una figura clave de la Cábala, escribió que solo recibió su sabiduría debido a su regocijo en las mitzvot.
Estamos aquí... estamos vivos... Estamos entre otros que comparten nuestra sensacion de alegría.
Estamos viviendo en la tierra de Dios, disfrutando de Su bendición, comiendo los productos de Su tierra, regados por Su lluvia, fructíferos bajo Su sol, respirando el aire que Él sopló en nosotros, viviendo la vida que Él renueva en nosotros cada día.
Y sí bien es verdad que no sabemos lo que nos deparará el mañana, y que efectivamente, sí, estamos rodeados de enemigos, y que nunca fue una opción segura o fácil ser judío.
Pero cuando nos enfocamos en el momento, permitiéndonos bailar, cantar y dar gracias, cuando hacemos cosas por nosotros mismos y no por ninguna otra recompensa, cuando dejamos de separarnos y nos convertimos en una voz en el coro de la ciudad santa, entonces hay alegría.
Mendy Tal
Politólogo y activista comunitario.

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