miércoles, 16 de octubre de 2024

DE THE HILL

 LA OFENSIVA DE ISRAEL CONTRA HEZBOLA ESTA FUNCIONANDO, Y EL OCCIDENTE DEBERIA RESPALDARLA PLENAMENTE

traducida por Marcela Lubczanski
Por Dan Perry
15 de octubre del 2024

En una declaración que debería haber recibido más atención, el primer ministro del Líbano hace poco dijo que el país está listo para implementar las resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU que terminarían a Hezbola como una fuerza armada.
Esto refleja el éxito de Israel en su ofensiva contra el grupo respaldado por Irán después de un año en el cual absorbió incontables ataques con cohetes de Hezbola. El mundo debería apoyar esto de todo corazón, y ayudar.
En su lugar, el Presidente Biden parece fijado en evitar la "escalada." Y el Presidente Emanuel Macron de Francia, cuyo país fue el amo colonial en Líbano y por lo tanto debería saber mejor lo que pasa allí, eligió pedir de forma hipócrita un cese del fuego la semana pasada. Estas posiciones parecen tener enorme apoyo público, al menos entre la gente más joven y en redes sociales.
Así que el mundo necesita que le recuerden una verdad fundamental: Hezbola es el enemigo de Líbano. Su derrota sería un favor enorme para los libaneses, y para un orden mundial en funcionamiento. Mientras que el conflicto israelí-palestino es complejo en general y carga alguna ambigüedad moral, Israel está completamente en derecho en su campaña contra Hezbola.
Las resoluciones del Consejo de Seguridad de ONU 1559 (del 2004) y 1701 (del 2006) demandan explícitamente el desarme de Hezbola (y otras milicias menores) y piden que sea restaurada la soberanía de Líbano. Estas fueron ignoradas mientras Hezbola imponía su voluntad sobre Líbano y servía como representante para los intereses iraníes en la región, muy notablemente lanzando ataques contra Israel.
Líbano, cuya capital Beirut fue una vez considerada como la “París del Medio Oriente,” se volvió un estado fallido a medida que Hezbola se volvió el ejército no estatal más fuerte del mundo, eclipsando al ejército libanés a través de financiación, suministro de armas y entrenamiento constantes por parte de Irán.
Líbano ha sido acorralado con alrededor de un millón de refugiados—tal vez un sexto de la población—debido a la guerra en Siria que la milicia chií prolongó combatiendo del lado del dictador Bashar al-Assad. De ahí que Arabia Saudita retuvo fondos de ayuda cruciales--nuevamente debido al enojo por el poder de Hezbola.
Hezbola tiene poder de veto dentro de Líbano. Ha fomentado la parálisis política, como se vio durante el período de 29 meses en Líbano sin un presidente entre el 2014 y el 2016 y nuevamente durante los últimos dos años. Sus actividades ilícitas, tales como contrabando y lavado de dinero, profundizaron una crisis financiera, exacerbando la inflación, la devaluación monetaria y la pobreza.
En el 2020, el PBI de Líbano se contrajo en cerca del 25%, y se espera algo similar este año debido a la guerra creada por Hezbola—mientras que su control sobre el sur de Líbano y el Valle de Bekaa sofoca el desarrollo económico en esas regiones.
Hezbola afirma ser un "movimiento de resistencia" pero no hay nada que resistir. Israel no tiene reclamos sobre Líbano más allá de protegerse. El verdadero propósito de Hezbola es proporcionar a Irán un punto de apoyo sobre la frontera norteña de Israel, garantizando que cualquier acción israelí contra Irán, tal como un ataque preventivo contra sus plantas nucleares, puede toparse con represalias, cualquiera sea el costo para Líbano.
En lo que puede surgir como un gran error, Hezbola ha estado atacando a Israel desde el 8 de octubre—el día después de la masacre genocida de Hamas de 1,200 israelíes, y antes de cualquier represalia israelí. El año pasado de ataques con cohetes, artillería y drones contra Israel ha creado muerte y destrucción y obligó a 60,000 israelíes a salir de sus casas. Mucho de Israel vive en temor a los misiles guiados de largo alcance de Hezbola.
Es entendible para el mundo temer a una guerra regional más amplia, pero no hay forma razonable de explicar la falta de simpatía por la difícil situación de Israel. Los llamados a que Israel acepte esencialmente la situación representan un doble rasero. Ningún otro país aceptaría tal situación, incluidos Estados Unidos y Francia.
En las últimas semanas, Israel llegó a su límite. Una respuesta militar contundente presentó eliminar a miembros clave del liderazgo de Hezbola incluyendo al líder de largo tiempo Hassan Nasrallah, atacando sus arsenales de misiles e infraestructura militar, y una operación terrestre contra las reservas y posiciones de Hezbola en el sur de Líbano. Por primera vez en años, Hezbola está a la defensiva.
Eso significa que los ciudadanos de Líbano ven un destello de esperanza. Hablen con cualquier expatriado libanés en privado, y es muy probable que lo escuchen. Ese es el motivo por el cual un punto de inflexión puede estar a la mano: El primer ministro interino Najib Mikati ha expresado la disposición de Líbano a implementar la Resolución 1701 de la ONU. Aunque la viabilidad de esto es todavía incierta, su valentía en hacer tal declaración es reveladora.
El experimento de Líbano como un estado multiétnico, multirreligioso está al borde del abismo. Si se permite a Israel que debilite lo suficiente a Hezbola, un nuevo Líbano, libre de su influencia maligna, podría reclamar su lugar como un país relativamente pacífico, culturalmente rico, y económicamente próspero. Pero esto sólo sucederá si el pueblo de Líbano y la comunidad internacional actúan.
Con Hezbola disminuido significativamente, Líbano tiene una rara oportunidad de reforma. Las prioridades inmediatas para el gobierno libanés deberían incluir el nombramiento de un presidente y el inicio de un nuevo proceso político que reduzca el sectarismo. Un elemento crucial será correr la representación política chií de Hezbola a Amal, un grupo político chií más moderado sin ninguna dependencia de Irán.
Líbano necesitará importante apoyo internacional para reconstruir su economía e infraestructura golpeadas. Aquí es donde Francia y la Unión Europea pueden desempeñar roles significativos, además de los estados árabes del Golfo. La conexión histórica de largo tiempo de Líbano podría ser instrumental en diseñar fondos de reconstrucción para ayudar a estabilizar el país, y ofrecer afiliación a la U.E. y estímulo.
La U.E. también podría contribuir comunicando a Irán en términos certeros que su influencia en Líbano y otros países en la región ya no va a ser tolerada más y será castigada. Y así debería hacerlo Estados Unidos. Hay formas de frenar a este régimen deleznable y maligno aparte de las sanciones. Que no hayan sido intentadas es un reflejo de la debilidad occidental que no prosperará.
Se dijo mucho acerca de cómo la elección presidencial del mes próximo afectará la política exterior—pero aparte de en Ucrania—a la cual Donald Trump obviamente abandonará—hay confusión sobre el tema. Quien sea que gane debería encontrar la claridad moral para establecer la ley con los tiranos de Teherán.
Dan Perry fue editor jefe de Associated Press en Europa, Africa y Medio Oriente.

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