miércoles, 27 de mayo de 2015

Los Hermanos Musulmanes se quitan la careta

El ISIS está amenazando con asesinar a jueces y fuerzas de seguridad egipcios luego de que un tribunal cairota sentenciara a muerte al expresidente Mohamed Morsi, de los Hermanos Musulmanes, mientras que lo que queda de éstos han prometido acometer una revolución que “extermine a todos los opresores”. 
Demasiado para la moderación de la Hermandad.
Los seres humanos se sienten naturalmente compelidos a resistir violentamente cuando se les reprime con violencia, con independencia de su ideología, pero la ostensible moderación de la Hermandad estuvo siempre limitada por razones estratégicas. Sus integrantes se abstenían de la violencia porque creían que tenían abierto una vía pacífico a su utopía islamista radical. Ahora que esta opción no está sobre la mesa, las máscaras y los guantes han caído.
Esa palabra, exterminarEse no es el lenguaje de los luchadores por la libertad. Ni Thomas Jefferson ni Václav Havel amenazaron jamás con exterminar a nadie. Es el lenguaje del ISIS, de Al Qaeda y de Pol Pot.
La mayoría de las organizaciones terroristas suníes son derivados de la Hermandad Musulmana, Al Qaeda incluida. El ISIS, por su parte, es un derivado de Al Qaeda. Hamás ni siquiera es un derivado: es la rama palestina de la Hermandad.
Las ideologías de todos esos grupos apenas difieren. Todos anhelan una teocracia suní, y todos son hostiles a los laicos, las minorías y Occidente. Las diferencias radican únicamente en su severidad, pero la Hermandad luce y suena cada día menos moderada, y no hay razón para sorprenderse de que el ISIS vea a los Hermanos como camaradas y amenace con tomar venganza en su nombre.
Los jóvenes líderes de la Hermandad egipcia se han exiliado a Estambul para librarse de la severa represión gubernamental, que por el momento ha provocado la muerte de más de 2.500 personas y llevado a la cárcel a más de 16.000. Desde ahí organizarán la insurgencia contra el régimen y contra el relativamente tibio liderazgo de su propia organización.
Como han escrito Eric Trager y Marina Shalabi en Foreign Affairs, se han
rebelado contra la vieja guardia, a la que acusan de “malinterpretar” la situación política que llevó al derrocamiento de Morsi y de gestionar mal el periodo post Morsi. Rechazan el llamamiento de sus líderes a una lucha paciente y de largo aliento contra el Gobierno militar. En su lugar, abogan por las tácticas revolucionarias y violentas para desestabilizar al Gobierno cuanto antes, mejor.
Hace unos años, tras el derrocamiento de Hosni Mubarak pero antes de la elección de Morsi, los occidentales optimistas sostenían que los Hermanos estaban cambiando, que la generación más joven era más moderada que la de los dinosaurios y que era sólo cuestión de tiempo que las concepciones menos conservadoras dominasen la organización.
Es fácil, especialmente en retrospectiva, ver las debilidades letales de ese análisis. Las generaciones más jóvenes a menudo son más liberales que las de sus padres y abuelos, al menos en algunas cuestiones. En EEUU, por ejemplo, la mayoría de los republicanos menores de 30 años apoyan el matrimonio homosexual. De hecho, casi la mitad de los republicanos de menos de 50 apoyan el matrimonio homosexual. Los tiempos están cambiando.
Pero la Hermandad Musulmana no es el Partido Republicano egipcio. Ni el régimen militar del general Abdelfatah el Sisi es el Partido Demócrata egipcio. La única cosa que tiene Egipto en común con Estados Unidos políticamente hablando es que está más o menos dividido en dos campos: el de los que quieren una dictadura religiosa y el de los que quieren una dictadura militar.
Nada nuevo. Me di cuenta la primera vez que visité El Cairo, en 2005. Me reuní con un puñado de genuinos liberales, pero eran muy conscientes de que el número de egipcios que concordaban con sus concepciones era inferior al 10%.
No puedes tener una democracia sin demócratas. Y cuando una abrumadora mayoría quiere una clase de dictadura u otra, se instaura una clase de dictadura u otra.
Históricamente, los egipcios no han sido tan dados a la guerra civil como los iraquíes, los sirios o los libaneses, pero si la Hermandad Musulmana da el próximo paso lógico y se une al ISIS, cuidado.
Fuente: elmedio

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