A pesar del título, esta columna no va de lingüística sino de periodismo. O de ambas cosas y de ética cuando el sujeto del titular es Israel. Esta semana: “Israel ataca Gaza”. Más abajo y en tamaño menor: “En respuesta al lanzamiento de un cohete contra su territorio”. El titular elegido no enseña, sino que se ensaña: no indica para dar a entender algo o venir en conocimiento de ello (como la primera definición de “seña” en el diccionario), sino que lo hace con furor, enojo ciego e intención rencorosa y cruel (como en la entrada de “saña”).