El chef israelí Oren King fue nombrado como el nuevo jefe de cocina del restaurante londinense Lilienblum.
Después de 12 años cocinando en el Reino Unido, King -con su contagiosa pasión por la comida- está encantado de dirigir el último restaurante londinense de la marca Eyal Shani.qaas
King reconoció que no siempre fue un aficionado a la cocina: «No cociné nada hasta que dejé el ejército; antes ni siquiera sabía hacer copos de maíz».
King, inspirado por su padre, el Dr. Mendel King, que había sido oficial de alto rango en las Fuerzas de Defensa de Israel (IDF), sirvió cinco años en el ejército del Estado judío llegando a ascender a oficial.
«Estaba destinado a ser abogado o contador, pero me di cuenta de que no era para mí.
Tengo TDAH, así que me habría sentido miserable», expresó.
El TDAH es un trastorno crónico caracterizado por la dificultad para prestar atención, la hiperactividad y la impulsividad.
Tras un año en Australia (aún sin haber tenido jamás en la mano una sartén), una epifanía epicúrea le hizo regresar a Israel para matricularse en una escuela de cocina, la cual abandonó un mes después, cuando le ofrecieron trabajo en el restaurante Goocha de Tel Aviv.
«El chef me puso literalmente 40 lubinas (una especie de pez) delante, y me dijo: ‘¿Quieres aprender a filetear pescado? Practica todos los días hasta que lo hagas perfecto»’.
Seis meses después, en 2012, compró un billete de ida al Reino Unido: la nacionalidad británica de su padre le daba pasaporte británico.
Las cocinas londinenses eran una meta, en particular la de Heston Blumenthal: «Me inspiraba verlo en televisión: soñaba con trabajar en uno de sus restaurantes», admitió.
Pero sin restaurantes británicos en su currículum, su primera solicitud fracasó.
Le costó encontrar trabajo.
Seis semanas después, a punto de darse por vencido, le presentaron a Ollie Dabbous, un chef con una estrella Michelin, y consiguió trabajo en su restaurante homónimo.
“Ollie Dabbous es uno de los chefs que forjó lo que soy hoy”, afirmó.
De ahí pasó a Roka, donde trabajó para Damon Griffith antes de marcharse para ayudar a abrir el comedor de inspiración levantina The Barbary -con el equipo de The Palomar-, aunque no por mucho tiempo…
Al cabo de un mes -la tercera fue la vencida- encontró oro con un trabajo en Dinner by Heston Blumenthal.
Pensó que merecía la pena descender en la jerarquía de la cocina hasta convertirse en ayudante de chef por la valiosa experiencia que le aportaría.
En el restaurante de Blumenthal se encontró en una cocina que preparaba platos con dos estrellas Michelin para un gran número de comensales.
El chef israelí destacó que «fue una experiencia increíble, me di cuenta de que no quería dedicarme a la alta cocina porque el chef tiene muy poca alma y no aporta nada. Tienen que seguir las recetas al pie de la letra, tienen que ser infalibles».
También concluyó que necesitaba libertad para crear un menú basado en la calidad de los ingredientes del día.
«Hoy, por ejemplo, no teníamos una buena berenjena para el ceviche, así que tuve que quitarla del menú. Le damos mucha importancia a los productos fantásticos», explicó.
Desde su apertura en mayo, abastecerse de las mejores verduras y frutas fue todo un reto.
Algo que se resume en la prosa del menú, que incluye «tomates de tierras lejanas» y «una salsa de seis tomates del desierto».
«Los buenos tomates son difíciles de conseguir aquí, y fue una temporada rara: nada recibió suficiente sol.
El menú de apertura también es marca de la casa, pero como franquicia está «inspirado en», y no cocinado por el legendario chef israelí.
Fotos: Yuki Sugiura).
F: Agencia Judia de Noticias.
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