La guerra con Hamas quita el velo al verdadero superpoder de Israel: el pueblo - opinión
En la historia de los superhéroes, vemos que el poder inherente de uno muy a menudo se revela en una crisis, espontáneamente, y a menudo como una sorpresa.
La fuerza real de Israel no está en las armas o su poder militar sino en su pueblo. Los terroristas y los que imaginan un mundo sin Israel con frecuencia cometen ese error. La interacción a veces estridente y aparentemente insensible de la variada, obstinada, colorida, agresiva, diversa, cariñosa – y ahora dañada – gente de Israel a menudo enmascara el superpoder real del país. Ahora, sin embargo, es evidente para que todos lo vean.
Yo casi había olvidado que este superpoder existía.
Años atrás, estaba haciendo mi tesis universitaria sobre el desarrollo de la identidad nacional palestina. Una gran parte de mi investigación fue entrevistando a líderes de la sociedad civil palestina entre varios grupos y movimientos, algunos más o menos oficiales, y muchos de quienes estaban involucrados en negociaciones de “paz” u otras campañas políticas o de protesta.
Recuerdo que en un viaje a Ciudad Gaza, facilitado por UNRWA, la Agencia de Ayuda y Obras de Naciones Unidas (para Refugiados Palestinos en el Cercano Oriente), me reuní con el director de la Sociedad Luna Creciente en Gaza y líder de la delegación palestina ante la Conferencia de Paz de Madrid en 1991, Haidar Abdel Shafi.
AdvertisementMientras esperaba por la cita estuve charlando con su asistente, un caballero de nombre Kamel Shaath. Él dijo algo preocupante en el momento que, lamentablemente, ha estado en mi mente estos últimos meses... hasta el ataque y atrocidades de Hamas el 7 de octubre.
Firefighters taking part in the Emergency Volunteer Project. (credit: Emergency Volunteer Project)¿Israel terminaría destruyéndose a sí misma?
Shaath dijo que él vivió con los judíos y los conoce. Él siguió diciendo que los palestinos no necesitaban presionar para la destrucción del estado de Israel; ellos sólo tenían que ser y pacientes y esperar. Porque, mira, los judíos ashkenazis odian a los judíos mizrajim, que odian a los etíopes, que odian a los rusos, etcétera.
Dentro de 50 años, dijo él, habría luchas internas en Israel y en menos de 100 años ya no habría más un estado judío.
En el momento pensé que este Kamel Shaath no sabía de lo que estaba hablando, que los lazos que mantenían juntos a Israel eran más fuertes que cualquier pequeño conflict o diferencias políticas o religiosas o étnica. Yo creía entonces al 100% e la fuerza de Israel y su superpoder.
Sin embargo, esta conversación siguió viniendo a mi mente a lo largo de mucho de este último año. Con el creciente volumen de las protestas provocadas por la ofensiva para la reforma judicial, que reflejaron muchas brechas y desacuerdos subyacentes en la sociedad israelí; con el actual gobierno israelí más inclinado a “dividir y conquistar” poniendo a la gente unos contra otros en vez de construir puentes o encontrar terreno común; y con muchas personas comprometidas amenazando con alejarse de Israel por la frustración, empecé a preguntarme si Kamel Shaath tenía razón y yo estaba equivocado.
AdvertisementYo estaba preocupado, junto con muchos otros, que a menos que el pueblo se enfocara en sus valores y propósito en común que los unen en este país diverso, la empresa entera podría estar en riesgo. Aunque eso puede parecer melodramático, el lenguaje rimbombante e incluso apocalíptico usado por la gente del otro lado – lo que en sí no fue útil – sólo subrayó este riesgo.
ENTONCES LLEGÓ EL 7 de octubre y un apocalipsis real.
Si bien se ha escrito mucho sobre lo que sucedió, y lo que sucederá, o lo que tiene que suceder, no hay palabras para describir el dolor en los corazones de todo Israel y los huecos en las familias de los que fueron capturados o asesinados.
Sin embargo, lo que sucedió después ha inyectado alguna sensación de esperanza para el futuro y ha mostrado que Kamel Shaath y mucho del resto del mundo han malinterpretado y subestimado al pueblo de Israel.
El derrame de amor para los que fueron impactados de forma directa por los ataques de Hamas ha sido abrumador. Comenzó desde el instante de los ataques – con Yair Golan, quien rescató al hijo de un padre que llamó por ayuda, y Youssef Ziadna, el conductor beduino que desafió a las balas y a los terroristas para recoger a sus pasajeros de la fiesta de danza Festival Supernova. Éstos no son más que dos ejemplos de personas que arriesgaron sus vidas para ayudar a otros.
Continuó con la convocatoria de reservistas que vió reportarse para el deber a muchos más de los que eran esperados. Y desde allí, los esfuerzos para alcanzar y ayudar a otros israelíes hicieron metástasis. Las redes existentes empezaron a ser cámaras de compensación para información acerca de adonde la gente podía ayudar. Los centros de coordinación (hamal en hebreo), surgieron en las ciudades a lo largo del país. Fueron creados nuevos grupos de Whatsapp para compartir y promocionando las necesidades, con miles y miles de israelíes firmando para poder tener la oportunidad de marcar una diferencia – y sumando al número impresionante de grupos que transmiten las necesidades y formas de ayudar, a menudo 24/7.
Reservistas convocados que no tienen comida caliente o artículos de aseo personal: cheque. Personas para hacer sandwiches o cocinar para los soldados: cheque. Ropas para evacuados del sur: cheque. Incluso dinero para traer chalecos cerámicos a prueba de balas para que más soldados pudieran estar protegidos: cheque.
Los grupos que organizaron las protestas judiciales giraron al cabo de días para ayudar a asegurar que los voluntarios podían ser emparejados con las necesidades en una escala masiva, y de manera más eficiente que sólo el boca a boca. Todos hemos escuchado historias sobre gente esperando en línea por horas para donar sangre y cómo casi toda necesidad presentada en estos grupos de Whatsapp, no importa cuán grande o pequeña, fue abordada al cabo de minutos – a menudo desde múltiples fuentes. También hemos visto a judíos ultraortodoxos firmando en grandes números para unirse a las FDI. Estas bases uniéndose a través de fronteras, afiliaciones, y etiquetas han sido verdaderamente extraordinarias – y todo en ausencia de apoyo o guía gubernamental.
Esto es lo que pienso mantiene apartado a este pueblo variado, obstinado, colorido, agresivo, diverso, cariñoso, y dañado. La aparente refriega de voces y puntos de vista en conflicto en Israel enmascara el compromiso y unión subyacentes que definen a la sociedad israelí.
No es sólo porque, como se ha dicho a menudo, no tenemos ningún otro lugar adonde ir.
Estamos donde queremos estar y donde pertenecemos.
Lo que podemos ver ahora, mucho más claro que antes, es que todos somos familia, en uno u otro grado de cercanía. Todos nosotros estamos vinculados unos con otros. Y, juntos, depende de nosotros hacer de este lugar lo mejor que puede ser.
En la historia de los superhéroes, vemos que el poder inherente de uno muy a menudo se revela en una crisis, espontáneamente, y a menudo como una sorpresa.
Kamel Shaath ciertamente se sorprendería de ver cómo Israel reveló su superpoder como, estoy seguro, les pasó a muchos otros – palestinos e israelíes por igual.
El autor se ha desempeñado durante muchos años como un ejecutivo de la Federación Judía en New Jersey y actualmente dirige la Federación Judía de Ocean County.
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