domingo, 27 de octubre de 2024

DE ASIA TIMES

 DESMORONANDO EL EJE DE LA RESISTENCIA DE IRAN: SEÑAL DE PELIGRO PARA NICOLAS MADURO

La asociación de sistemas amigos que tranquiliza a los facilitadores de la élite venezolana de Maduro será desafiada por el debilitamiento de Irán.
traducido por Marcela Lubczanski
Por Erik Prince
Octubre 24, 2024

Mucho se ha escrito sobre las consecuencias de los ataques devastadores de Israel contra Hezbola para la política iraní en el Medio Oriente, pero menos se ha dicho sobre sus consecuencias para un estado canalla en el hemisferio occidental.
Muchos asumirán que el régimen en Venezuela teme a ningún acontecimiento externo dada su completa indiferencia por las sanciones internacionales y la condena social, más recientemente en respuesta a una victoria electoral inventada que fue descartada por prácticamente el mundo democrático entero.
Sin embargo, el colapso del Eje de la Resistencia de Irán—del cual Venezuela ha sido un miembro honorario clave—probará ser una dura prueba de la resolución del círculo íntimo de Nicolás Maduro.
Desde que el predecesor de Maduro, Hugo Chávez, llegó al poder en 1999, Venezuela e Irán se han visto entre sí como algo mucho más grande que socios y compañeros de cama. El autoproclamado “G2” ha buscado, asiduamente, formas de salvar a las economías de uno y del otro y así protegerse en forma conjunta de los efectos de las sanciones occidentales contra sus sectores petroleros.
Pero si bien Irán ha sido un mentor útil para Maduro sobre cómo eludir eficazmente las sanciones, la realidad es que los dos países nunca se las arreglaron para impulsar los volúmenes de comercio a un nivel significativo.
La fuerza impulsora detrás de su relación íntima ha sido un compromiso inquebrantable con una ideología compartida—la de desafiar lo que ellos describen como imperialismo estadounidense. No es apenas un alineamiento pragmático de intereses sino un vínculo fundamental y espiritual que reverbera a través de las políticas exteriores de ambos países.
Cuando murió Chávez en el 2013, el entonces presidente de Irán, Mahmud Ahmadinejad, provocó una tormenta proclamando que Chávez retornaría para establecer la paz y la justicia en el mundo, junto con Jesucristo y el Imán Oculto. A su vez, cuando el presidente iraní de línea dura Ebrahim Raisi murió en un accidente de helicóptero anteriormente este año, Maduro rindió homenaje a un “excelente ser humano” y “amigo incondicional de nuestro país.”
Irán ha proporcionado extenso apoyo militar para ayudar a Caracas a apuntalar su posición y proyectar poder en la región—armándola con drones, misiles y otro equipo que Venezuela estuvo muy cerca de desplegar cuando apostó a un reclamo sobre el territorio de Guyana este año.
Irán también proporciona conocimientos sobre contrainteligencia y tortura a la agencia de contrainteligencia DGCIM de Nicolás Maduro y a otras fuerzas a cargo de la represión.
Para devolver ese favor, Venezuela ha puesto su territorio a disposición de agentes iraníes que traman asesinatos de funcionarios estadounidenses en represalia por la eliminación del Comandante Qassem Soleimani del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Iraní. El CGRI ha estado inserto profundamente en los servicios de seguridad venezolanos por muchos años ya, y ha estado compartiendo su experiencia en supervivencia del régimen con gran efecto.
La relación ha sido productiva y mutuamente reforzadora, pero los hechos de las últimas semanas han sacudido sus bases.
El poder e influencia de Irán se han basado en la amenaza de represalias contra Israel y sus aliados a través de una extensa red de fuerzas representantes en el Medio Oriente, incluidos Hezbola, Hamas y los hutíes. Pero esta red está colapsando más rápido de lo que casi todos creían posible, y Teherán se encuentra en una posición increíblemente difícil sin ninguna buena opción para reafirmarse.
Israel puede todavía enfrentar reveses ahora que ha sido lanzada una operación terrestre incierta y está enfrentando la guerra en varios frentes, pero de cualquier forma, el Eje Iraní ha probado ser extremadamente vulnerable.
Esto es un problema para Maduro porque si el G2 se convierte en el G1, él perderá lo único que hasta ahora lo ha protegido y mantenido en el poder—la confianza de su círculo íntimo.
El régimen venezolano no debe su longevidad al apoyo popular—las encuestas muestran que el pueblo en Venezuela resiente abrumadoramente de Maduro y de la miseria que él ha infligido sobre ellos.
El régimen ha sobrevivido porque un grupo extremadamente chico de "élites" militares bien posicionadas se ha beneficiado del patrocinio de Maduro. Ellos ven sus intereses se ven mejor atendidos por su continuidad en el cargo. Pero la historia nos dice que los facilitadores de este tipo dejarán caer a su patrón en el instante en que sientan que él ya no tiene más un camino confiable para preservar la posición de ellos.
Ese camino es claro mientras Venezuela puede contarse entre una hermandad limitada de estados autoritarios afirmando conjuntamente su derecho a apegarse al poder frente a la oposición masiva. Pero en un mundo en el cual incluso el gobierno teocrático de Irán—aparentemente mucho más resiliente y poderoso que el régimen en Caracas—no puede proteger sus intereses vitales, ¿adónde deja eso a la relativamente desventurada administración Maduro?
No puede haber ninguna duda que algunos leales en el Palacio Miraflores estarán mirándose unos a otros esta semana y preguntando si ha llegado el momento de tomar acciones preventivas. Esa debería ser una causa grave de preocupación si tu nombre es Nicolás Maduro.
El autor es fundador de YaCasiVenezuela, un movimiento que apoya la libertad, la justicia y la democracia en Venezuela.

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