martes, 23 de diciembre de 2025

DE NEWSWEEK

 EL MUNDO LE HA FALLADO A LOS SOBREVIVIENTES DEL HOLOCAUSTO EN BONDI BEACH//OPINION


Por Jamie Geller
Diciembre 18, 2025


El tiroteo en Bondi Beach dejó 15 muertos y más de 40 personas heridas. Entre las víctimas estaba el sobreviviente del Holocausto de 87 años de edad Alex Kleytman, tiroteado mientras protegía a su esposa de las balas. El sobrevivió a la maquinaria de muerte nazi sólo para ser asesinado en un parque australiano en el 2025 debido a que era judío. 

Analicémoslo por un momento.

Alex llevaba el peso de la historia en sus huesos. El fue testigo del capítulo más oscuro de la humanidad, reconstruyó su vida y crió generaciones que llevarían adelante la promesa de "Nunca Más." Pero durante un acontecimiento para celebrar Januca, el odio lo encontró una vez más. Esta vez, la civilización no lo salvó.

La tragedia en Bondi Beach no es un incidente aislado. En el 2018, Mireille Knoll, de 85 años de edad, fue asesinada en su departamento en París en un ataque antisemita. Yaffa Adar, de 85 años de edad, sobreviviente del Holocausto, fue llevada a rastras a Gaza en un carro de golf durante la masacre de Hamas. Otra sobreviviente del Holocausto, Barbara Steinmetz, de 88 años de edad, fue quemada en el ataque antisemita en Boulder, Colorado, en junio del 2025. Alrededor del mundo, los sobrevivientes del Holocausto se han vuelto víctima de la violencia antisemita moderna que sólo ha aumentado desde el 7 de octubre. 

Estos sobrevivientes pedían sólo vivir en paz después de sobrevivir a lo que era imposible sobrevivir. En su lugar, se encontraron en la mira de un odio resurgente que se suponía había muerto con el Tercer Reich. 

¿Cómo llegamos aquí? 

Parte de la respuesta radica en nuestra falla en actuar a partir de las señales de advertencia que han estado titilando en rojo durante años. Las esvásticas empezaron a aparecer en las sinagogas hace años. Fueron barridas bajo la alfombra como vandalismo. Las turbas cantando consignas eliminacionistas marcharon sin ser desafiadas a través de ciudades a lo largo del mundo; los que mandan lo llamaron "libertad de protesta." Los estudiantes judíos han sido acosados en los campus a lo largo de Norteamérica y Europa durante años, y se ha hecho poco o nada. Cada incidente, tratado como un hecho aislado y descartado, empoderó a los que perpetran el odio. 

El Occidente se negó a reconocer la sinfonía de odio que ha sido fomentada en un crescendo en una forma planificada y metódica durante años.

En las décadas que siguieron al Holocausto, la visión de una esvástica en cualquier parte habría provocado revulsión universal. Pero hoy, las esvásticas son pintadas con spray a lo largo de las instituciones judías, ellas titilan en pantallas LED en los conciertos, aparecen en carteles de protesta igualando el sionismo con el nazismo. De alguna manera, nos hemos vuelto desensibilizados al símbolo mismo que otrora representó el punto más bajo de la maldad humana. 

La normalización tiene consecuencias reales. Dio permiso moral a la violencia. Creó un marco donde atacar a los judíos se ha vuelto permisible e incluso correcto de acuerdo con algunos. Abundan los llamados en redes sociales por parte de personas que ya no están ocultando más sus identidades, declarando que los judíos sean asesinados. Charlie Kirk, previo a su asesinato, dijo a los estudiantes judíos que se ha vuelto "temporada de caza de judíos", y que las autoridades "no los protegerán."
Nosotros como sociedad hemos fallado en proteger a los últimos de los sobrevivientes del Holocausto. Hemos fallado también en cómo elegimos recordar al mismo Holocausto. Nosotros universalizamos sus lecciones para enfocarnos en la tolerancia y el prejuicio en general, pero perdimos de vista su objetivo específico. Nosotros enseñamos "Nunca Más" como una consigna para toda la humanidad, pero olvidamos educar acerca del odio más antiguo del mundo. Nosotros tratamos el antisemitismo como un problema histórico resuelto por medio de la educación en lugar de un virus activo que requiere vigilancia constante.

La comunidad judía carga responsabilidad aquí también. Un estudio de Pew del 2020 encontró que una de las principales formas en que los judíos estadounidenses identificaban su judeidad era a través del recuerdo del Holocausto.

Aunque el recuerdo del Holocausto sigue siendo sagrado, nos hemos enfocado tan fuertemente en conmemorar a los muertos que fallamos en proteger a los vivos. Nosotros universalizamos las lecciones del Holocausto mientras el antisemitismo seguía enconándose bajo la superficie, esperando el momento correcto para entrar en erupción.

Ese momento llegó el 7 de octubre, y no se ha detenido desde entonces.

Entonces, ¿qué sigue ahora? Debemos reenfocar los esfuerzos en educar acerca del antisemitismo aquí y ahora. No manifestaciones históricas. Debemos dejar en claro que el antisionismo es antisemitismo, que no hay equivalencia moral entre Israel y los nazis y que las esvásticas nunca son aceptables bajo ninguna circunstancia. 

Debemos tratar las amenazas creíbles para las comunidades judías con la mayor seriedad. Cuando las turbas marchan a través de las calles pidiendo violencia contra los judíos, las fuerzas del orden deben reconocerlas como precursoras del derramamiento de sangre, no simples protestas.

Lo más urgente, debemos proteger a los sobrevivientes del Holocausto que quedan. Ellos merecen vivir sus años restantes en seguridad y dignidad, no en el miedo.

Alex Kleytman, que su recuerdo sea una bendición para todos nosotros, sobrevivió a los nazis. La civilización le debe más que permitir que sea asesinado en la calle 80 años más tarde. Nosotros le fallamos. No podemos fallar a los otros que quedan.

Jamie Geller es la portavoz global y oficial principal de comunicaciones de AISH.  

A mourner lights candles as people gather around floral tributes outside Bondi Pavilion in Sydney on December 17, 2025

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