J’accuse: El reconocimiento del estado palestino por parte de Australia llevó a Bondi Beach - opinión
El entusiasmo del primer ministro australiano Anthony Albanese por promover el estado palestino llevó a la masacre de Bondi Beach.
El primer ministro australiano Anthony Albanese habla a los medios de comunicación durante una conferencia de prensa luego de un tiroteo en Bondi Beach, en la Cámara de Representantes del Parlamento en Canberra,
Australia, diciembre 14, 2025
Por David M. Weinberg
Diciembre 20, 2025
El primer ministro australiano Anthony Albanese niega cualquier vínculo entre el reconocimiento de un estado palestino por parte de Australia y el
ataque terrorista en Bondi Beach contra judíos que celebraban Januca.
“Abrumadoramente, la mayoría del munco reconoce una solución de dos estados siendo el camino por delante en el Medio Oriente,” murmuró
Albanese en su tono anodino que ya es su marca registrada cuando se refirió al ataque. Esto fue una reacción contra las insinuaciones de la
culpabilidad diplomática australiana hechas por el primer ministro israelí Benjamin Netanyahu y muchos líderes judíos.
Albanese está equivocado. El está ciego, a propósito en negación. Su entusiasmo por promover el estado palestino llevó a la matanza en Bondi
Beach.
La postura impúdica e insolente, en la cara de Israel, a costa de Israel, sobre la objeción de Israel, de Albanese respecto a este tema de hecho lo
hace culpable en el asesinato de 15 judíos australianos. Como escribió famosamente Emile Zola: J’accuse!
Una acusación en la que deben insistir los líderes israelíes y judíos.
Esta puede ser una acusación incómoda de hacer, pero los líderes israelíes y judíos en todo el mundo deben insistir en cada interacción con políticos
y diplomáticos.
Debe decirse a líderes como Albanese – y a los primeros ministros Keir Starmer de Gran Bretaña y Mark Carney de Canadá, y el Presidente
Emmanuel Macron de Francia – que su insistencia insana en el reconocimiento unilateral del estado palestino – específicamente después del 7 de
octubre y especialmente cuando los llamados a la destrucción de Israel escalan en la sociedad palestina y en las calles occidentales – es inmoral.
El reconocimiento unilateral del estado palestino en desafío de Israel deslegitima desagradablemente las posiciones histórico-nacional y de
seguridad israelíes y debilita cruelmente el derecho a la dignidad de los partidarios judíos de Israel. Equivale a la aniquilación del compromiso
occidental con la seguridad de Israel y al abandono de los judíos. Es apaciguamiento criminal de la bestia enemiga (y la bestia nunca será
apaciguada).
Declara la temporada abierta para cazar judíos y "sionistas." Sí, allana directamente el camino a los derramamientos de sangre estilo Sydney.
USTEDES VEN, la negligencia del gobierno australiano en contrarrestar el antisemitismo (y de los gobiernos británico, canadiense, francés, y otros)
es clara, pero eso es apenas parte del cuadro.
Innegablemente, ellos han sido negligentes en establecer límites apropiados sobre el discurso democrático y en aplicar políticas concretas que
combatirían la fiesta de odio intensificada. Ellos han permitido que las turbas yihadistas despotriquen en sus calles con gritos de "Gaseen a los
judíos," "Gaseen a las FDI," "Globalicen la Intifada," y otras amenazas para los judíos que están cerca y lejos.
Desafortunadamente, la negligencia en el deber de combatir tal odio es una acusación fácil de hacer y sustanciar. Es una acusación dolorosamente
obvia y mordaz, pero también demasiado débil. Los líderes occidentales deben ser acusados de más – de consentir el ataque civilizatorio que acelera
rápidamente contra el pueblo judío y su patria indígena, el Estado de Israel.
Cuando gobiernos como el de Canberra dan crédito a falsas narrativas anti-Israel acerca de la guerra de Gaza (tales como acusaciones que Israel
hambreó intencionalmente a niños gazatíes, o atacó hospitales y a periodistas) – le es entregada una victoria a Hamas, y le es dado a los
partidarios de la yihad un incentivo para la violencia contra los judíos en todas partes.
Cuando estas falsedades son presentadas como crítica legítima al gobierno de Israel, los israelíes y judíos se vuelven inevitablemente clasificados
como villanos no merecedores de derechos o simpatía – y atrocidades como Bondi Beach, tanto como los ataques en los campus y el subterráneo
contra los judíos, se vuelven probables, incluso normalizados.
Cuando gobiernos como Canberra parlotean sobre la “urgencia” del estado palestino y bombardean Israel con "amor duro” respecto a esto a
través de resoluciones de la ONU autoritarias – los palestinos obtienen una luz verde para más guerra contra Israel, y los antisemitas son alentados
a intensificar sus ataques contra los judíos.
Cuando gobiernos como el de Canberra continúan financiando masivamente a la nefasta agencia penetrada por Hamas, UNRWA (la Agencia de
Ayuda y Obras de Naciones Unidas para los Palestinos) – esto alimenta el reclamo palestino a un así llamado "derecho al retorno" que destruiría
demográficamente a Israel y alimenta las convicciones de los hombres armados yihadistas que pueden matar judíos libremente en playas o en
sinagogas.
EN RESUMEN y en idioma claro: Al atacar con desparpajo a Israel y promover de forma imprudente un estado palestino en este momento
existencial, gobiernos como los del Primer Ministro Albanese debilitan a Israel y prolongan la campaña palestina para demonizar a Israel – lo que
alimenta a las turbas que arrasan los barrios judíos en Sydney, Melbourne, Londres, y Toronto.
Y cuando los líderes occidentales ignoran deliberadamente y obstinadamente este vínculo, su apoyo profesado a los judíos suena vacío.
Todo judío pensante en el mundo sabe que esto es cierto. Nosotros sentimos esto en nuestros huesos. Albanese y los de su calaña pueden negar
esta perspectiva y profesar estar preocupados tanto por los derechos de los palestinos como por la seguridad de los judíos sin ninguna
contradicción entre ellos, pero nosotros los judíos sabemos que es lo contrario.
Para parafrasear al actor y podcaster Jonah Platt: Los líderes occidentales no tienen derecho a fomentar el odio al único lugar en el mundo donde
los judíos no son una minoría y donde viven la mitad de todos los judíos sobre la Tierra – y luego fingir que les importan las vidas judías.
Ellos no pueden en lo absoluto desestimar las voces de la comunidad judía mayoritaria mientras simpatizan con judíos anti-sionistas marginales
que concuerdan con ellos y difaman a Israel – y luego fingir que les importan las vidas judías.
Sr. Albanese, Sr. Starmer, Sr. Carney, y Sr. Macron: Ustedes no pueden en lo absoluto ignorar arrogantemente las intenciones genocidas de los
alborotadores antisemitas palestinos contra Israel y los propósitos asesinos de los alborotadores antisemitas contra los judíos – y luego fingir que a
ustedes les importan las vidas judías.
Desarrollen en cambio una mente estratégica y bajen su peligrosa deslegitimación de Israel y los judíos. Tengan algo de coraje y digan a los
palestinos que no habrá ninguna Palestina “desde el río hasta el mar” (o sea, ninguna eliminación de Israel). Formen una fuerza colectiva y digan a
sus propios públicos que ustedes rechazan la igualación implacable de Israel y los judíos con los males del discurso radical en boga (imperialismo,
colonialismo, apartheid, supremacía blanca, genocidio, etc.).
Dejen de corretear por el escenario internacional con planes para imponer sobre la garganta de Israel un estado palestino hostil mientras ofrecen
lágrimas de cocodrilo cuando los judíos locales pagan el precio de su malicia y fechorías.
El autor es investigador principal en el Misgav Institute for National Security & Zionist Strategy con sede en Jerusalén.
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