ENTRE LA TIERRA Y EL CIELO
Siempre la enfermedad es consecuencia de la distancia y la lejanía.
De la disociación, de la desconexión.
Cuando la Tierra es aprehendida como algo que pose existencia propia.
Un árbol sin raíz.
Un efecto dando la espalda a su causa.
La ingratitud en su máxima expresión.
*
Y, entonces, si la lejanía enferma, la cercanía, cura.
Acercarse al punto de partida.
Volver a conectar a la Tierra con los Cielos.
Al árbol con la raíz.
Al efecto con la causa.
*
Pero, cuidado: no me refiero a las “palabras que aproximan”, sino a la inmediación.
A la presencia que vuelve a imponerse sin necesidad de dar explicaciones.
A la contundencia total, al abrazo sublime.
Al Reencuentro.
Y tras el sosiego, volver a empezar.
Porque es el pacto de la Vida.
Correr y regresar, de modo simultáneo.
Los dos niveles sagrados de conciencia.
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